Máximo
Nunca creí que amaría con tanta intensidad, con tanto fervor. Tampoco que el amor pudiese doler de un modo completamente abrasador, que te oprimiera el pecho e hiciera añicos tu corazón.
Hasta que la conocí a ella.
Salí del hospital arrastrando conmigo un corazón que ya no quería sentir. Era una noche fría cuando me lancé al aparcamiento y me introduje dentro del auto, la soledad no me vino demasiado bien y en el silencio ni siquiera se me escucharon los latidos.
Prendí el motor sin conocer mi destino. Conduje a través de la carretera y pronto estaba bajo el edificio donde vivía Dave. Toqué la puerta un par de veces, el salió encontrándose conmigo. Su rostro fue de pura sorpresa y el mío quizás de desolación.
—¿Un trago? —Ofreció de inmediato y yo no declin&eacu