Capítulo 61— La buena obra del día
Narrador
Llegando al evento, Eira descendió del auto con ayuda de Adams en quien se centraron todas las miradas, y es que no es para menos, era el hijo del gran señor King, uno de los hombres más influyentes de la ciudad.
Colgándose de su brazo, Eira empezó a subir los escalones que conducían a la sala en donde la gran élite se encontraba reunida para ayudar a los más desvalidos, y viendo cómo el lugar se sumergió en un enorme silencio al verlos, King aclaró su garganta para decir en voz baja.
—¿Ves? Venimos llegando, y ya todos los hombres no dejan de mirarte.
Sonriendo ligeramente por su comentario, el cual no era más que un intento de hacerla sentir más cómoda ante la tensión que se instaló en el ambiente al encontrarse a su lado una desconocida, y no una de las candidatas que su madre eligió, Adams guió a Eira al centro del salón en el que se encontraba su padre junto a un par de caballeros más, y aclarando su garganta, saludó.
—Buenas noches, e