Capítulo 4 ''CAPRICHOSO BEBÉ''

Litza Cooper

Nunca pensé que encontraría otra vez a padre de Kalen, ni siquiera imagine que era un americano. Daba por sentado que mi pequeña gastritis era de procedencia francesa, pero resulto todo lo contrario y el destino volvió a hacernos encontrar.

Cuando Kalen nació intente buscarlo y comencé por donde todo empezó, el hotel, sin embargo, no fue suficiente una descripción del fornido hombre para encontrarlo, ya que ni siquiera sabía el nombre del hombre con el que me acosté y me toco dejar de buscar.

Mis padres me interrogaron hasta el cansancio para saber quién era el hombre que me embarazo, y yo ni siquiera tenía la idea de quién era el condenado dios del sexo con el que pase mi primera noche. No me quedo de otra que alegar borrachera, Elías Cooper sin duda se molestó porque se aprovecharon de su pequeña hija, no obstante, creo que fue todo lo contrario.

Elías supero en meses este momento deshonroso como le llamo mi mamá, la cual me reprocho cada día esa falta tan grave de tener un bebé de un hombre que ni siquiera conocía. La mujer fue tan malvada que quería que abortara, no deseaba que su hija fuera madre soltera con tan solo 18 años, sin embargo, no me sentía bien para dar ese paso.

Sé que una mujer no debe ser madre sino lo desea, sin embargo, no quería tener ese cargo de conciencia y me responsabilice de mi acto. No fui irresponsable por salir embarazada, ya que si me tome mi método anticonceptivo, pero he aquí la falla de los humanos. Estoy de acuerdo con el aborto tanto en sus causales como fuera de ellas, no obstante, apoyar algo no quiere decir que deba hacerlo.

No todas las mujeres están preparadas para afrontar la carga de un bebé estando solteras, y mucho menos poseen la estabilidad emocional para traer al mundo un nuevo ser humano y por lo tanto, se encuentra en todo su derecho de decidir no traerlo.

Ahora miro que tome la decisión correcta, Kalen en brazos de su padre y el papá con un brillo de absoluta felicidad en sus ojos grises. Puedo notar que detrás de esa apariencia de hombre serio se oculta una gran persona que es capaz de amar.

—La sangre pesa bastante —murmuro.

—Se dice la sangre llama, —corrige.                                                           

Libero un bufido.

—Como diga señor correcto, —se nota un poco incómodo con esa palabra, sin embargo, él lo oculta bajo una pequeña sonrisa. 

—Ahora que te miro mejor, te ves muy joven —dice—¿Qué edad tienes? —interroga.

—Diecinueve —abre sus ojos con sorpresa—, si estuvimos juntos cuando apenas tenía dieciocho ¿Cuántos tienes tú? —pregunto.

—Treinta y cinco.

—Todo un señor —le digo.

—Litza todo esto para mi es una sorpresa, ni siquiera sé cómo procesar tanto en poco tiempo —murmura con su ceño fruncido.

—Darek, la vida no es para complicarse tanto. Puedes visitar a Kalen cuantas veces quiera y buscarlo para salir con él, no es necesario que tengamos alguna relación, me importa más que mi hijo sea feliz y conviva con su padre —le informo, no esperaba que se casara conmigo o que iniciáramos una vida de pareja.

—Eres muy madura para tu edad ¿sabes? —asiento.

—No me complico, lo que me importa es que desde ahora te encuentres presente en la vida de Kalen, ya luego veremos cómo contarle a mis padres que eres el hombre que embarazo a su hija —se tensa enseguida.

La comida que pedimos no tarda en llegar, Darek al terminar se despide y se va a su trabajo, me voy con Kalen a comprar algunas cosas para el apartamento y regreso agotada, sin embargo, mi pequeño necesita un baño.

(…)

En la noche el timbre es tocado, no esperaba recibir visita, sin embargo, abro encontrando a Darek con algunas bolsas de tienda de bebé en sus manos. Se nota que apenas está llegando del trabajo.

—Hola, me pase por una tienda y traje algunas cosas para Kalen —dice.

—Oh… pasa —me hago a un lado, el pequeño se encuentra jugando con algunos coches en la alfombra y se detiene al ver a su padre. Le estira sus pequeños brazos, Darek deja las bolsas de lado y lo carga.

—Hola pequeño —besa su mejilla y este ríe.

—Seguiré preparando la cena ¿te quedas a cenar? —interrogo, lo veo dudar.

—Claro.

Los deje en mi sala mientras continuo haciendo la cena, no esperaba ver a Darek hoy, sin embargo, me siento bien con su compañía y ver que se involucra más en la vida de Kalen es suficiente para estar feliz.

En la vida nunca espere ser madre soltera y mucho menos serlo con tan poca edad, sin embargo, el destino siempre trabaja de manera distinta y amo a mi pequeño Kalen, creo fue lo mejor que llego a mí y que me hizo poner mis pies en la tierra.

Al terminar la cena lleve todo a la mesa, Darek se sentó con Kalen en sus brazos, le extendí el biberón para que lo alimente y lo hizo siguiendo mis indicaciones.

—Ahora colócalo en tu hombro para sacarle los gases —este lo hace, sea quitado el saco y solo lleva una camisa blanca ajustada a su fornido cuerpo. El pequeño libera un gas, sin embargo, noto que también vomita leche en su ropa—, oh… Dios, —hago una mueca, no siempre sucedía eso.

—No te preocupes —dice.

—Quítatela y la lavo, seguro para cuando termines de cenar ya está seca —me entrega al pequeño y se deshace de la camisa. No puedo evitar hacerle un recorrido con la mirada, Darek tiene un cuerpo bastante marcado, se nota que pasa buenas horas en el gimnasio por su pecho y abdomen bien definidos. 

Los brazos de este hombre son espectaculares ¿será que los mismo ángeles tallaron su figura?, parpadeo y dirijo mi mirada al pequeño, le limpio la comisuras y luego se lo entrego a su padre mientras acepto la camisa. Me retiro de la mesa al lavado, con un poco de detergente aromatizado y agua tibia logro lavar su ropa para luego llevarla a la secadora en donde la dejo unos minutos.

»Cenemos a lo que se seca —asiente y en silencio pasamos la cena.

(…)

Kalen no ha querido despegarse del torso desnudo de su padre, ¿Quién no querría quedarse dormido en ese pecho? Sin duda envidio a mi hijo, sin embargo, me contengo de lanzar algún comentario.

—Creo se quedó dormido —digo mirando al pecho dormir con sus labios separados—, sígueme —me pongo de pie para guiarlo hasta la cuna de Kalen.

El hombre fornido le da un beso en la frente y lo deposita con cuidado en la cuna, lo mira por varios segundos para luego llevar su mirada a mí.

—No puedo evitar agradecerte por dejarme ser parte de la vida de Kalen, —alzo mis hombros.

—La creación de un bebé es cosa de dos, ninguno fuimos responsable ese día y aquí el resultado —señalo al niño.

Sonríe mostrando sus hoyuelos «Si, es jodidamente sexy» pienso.

—Mi camisa —me recuerda.

—Ya la busco —digo, me retiro de la habitación y regreso con la camisa de este, se la entrego y observo como la pasa por sus fuertes brazos, se abotona dejando los primeros tres sin colocar.

—Nos vemos luego —no llega ni a la puerta porque Kalen libera un grito, me muevo a la cuna y lo saco.

—Shh… shh… ¿Qué paso, gastritis? —acaricio su mejilla por donde ruedan sus lágrimas, no para de lloriquear.

—Dámelo —se lo entrego y mi pequeño traidor deja de llorar mientras se aferra a la camisa de su padre—, todo está bien —lo escucho susurrarle, Darek camina hasta mi cama y se recuesta con Kalen sobre su pecho.

—Es un caprichoso —digo, él sonríe mientras acaricia su espalda.

—Solo quiere estar un poco más de tiempo conmigo —dice.

Suspiro, recojo algunas cosas para tomar una ducha y me voy al baño, no creo que Kalen lo deje ir por varias horas, ya hizo esa rabieta con Elías y tuvo que quedarse a dormir en mi habitación.

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