Al día siguiente
En el olvido quedó la posibilidad de dormir sola, porque anoche bebimos tanto que no recuerdo en qué momento regresamos a la habitación. Por lo que, lógicamente, Edmond aprovechó el momento en el que no era consciente de mí para compartir la cama conmigo.— Ya ha amanecido, ¿Verdad?— ¿Ah? — pregunto aturdida.— Dijiste que tenías muchos planes que hacer y necesitamos despertar temprano para poder hacer todo ello. — dice Edmond.Aturdida por lo que acaba de decirme, me giro en busca del hombre perfectamente vestido, pero, lo que encuentro es a Edmond completamente desnudo, observándome como si fuera lo más maravilloso del mundo.Su mano sirve como soporte de su cabeza y sus ojos me observan con tanto deseo que pareciera que fueran reflectores en forma de corazón.‘Si sigue mirándome así me va