Ambos se voltearon hacia esa voz grave y dura, Igor sonrió y Elisa se escondió tras él, al saber quién era el dueño de esa voz que le despertaba y desordenaba todas sus hormonas.
—Hirió a la señora María —le respondió divertido—, y se escapó.
Andrei caminó hacia ellos, sacando a la joven detrás de Belov Igor desde su brazo, tomándolo con fuerza para que quedara frente a él y para que ella no se resistiera. Le echó un vistazo general, parecía perturbada y podía ver la hinchazón y lo rojo de las lesiones sobre su piel.
Elevó una ceja al mirarla a los ojos.
Ella por su parte, lo miraba temblando. De nuevo esa ceja inquisidora la amenazaba y la hacía sentirse pequeña y vulnerable.
—Mujer escandalosa… —le soltó el brazo y ella, por reflejo, llevó su mano hasta esa zona que ahora le dolía—. Vete a tu habitación ahora, no quiero verte aquí.
—No quiero, quiero estar aquí. No voy a escapar, no puedo...
Andrei volvió a mirarla. ¿Quién se creía que era para contestarle?
—Vete ahora antes de qu