Capítulo 10: La amenaza de un amigo.
Una vez en el autobús, trata de calmarse, pensando en que lo mejor será comenzar a buscar un nuevo trabajo. Saca su teléfono, comienza a buscar empleos que le permitan seguir estudiando el próximo semestre, pero no encuentra nada.
Pega la cabeza en el vidrio y se siente miserable, estúpida, todo eso se lo pudo evitar de haber huido de ese hombre como todo su instinto se lo gritó desde que lo vio a esos ojos grises. Llega a su destino, se baja y sube al departamento, en donde Alina y Roberto discuten acerca de un proyecto.
—Nena, no te esperaba hasta dentro de cuatro horas —pero Roberto se da cuenta que estuvo llorando, por lo que va hacia ella para abrazarla.
—¿Qué te pasó, bonita? ¿Te hicieron algo?
—Sí… me despidieron… ¡Y todo por culpa de ese imbécil!
—Yo lo mato.
—¡Tú no vas a matar a nadie! —le regaña Alina y le quita a Vania para sentarla en una de las sillas—. Cuéntanos, ¿qué pasó?
—Fue a la tienda, para humillarme seguramente, como si pudiera hacerlo más. Traté de mantener mi