Alissa llegó a la Ciudad de Jany desde el campo. Su origen era su secreto oculto. Finalmente consiguió entrar en la clase alta. La identidad como hija de un nuevo rico la haría parecer barata.
Katherine era muy mala.
Las dos niñas ricas estaban totalmente enfadadas con ella.
Katherine era toda sonrisas mientras miraba a las dos chicas que tenía delante. Se sonrojaron y no dijeron nada. Entonces se volvió hacia Mia.
—¿Eres la dueña de esta tienda? —preguntó, pero Mia no habló. La respuesta era obvia—. ¿Entonces usted es la gerente de esta tienda?
Volvió a burlarse.
En ese momento, Mia se dio cuenta por fin de que la mujer que tenía delante no era fácil de tratar. Se cubrió la cara hinchada y miró a Katherine aturdida. Inconscientemente tragó saliva.
—¡Contéstame!
Sonó la voz fría de Katherine, no tan amable como antes.
—No, no lo soy.
Mia pensaba que Katherine era blanda y débil. Pero las cosas se estaban poniendo difíciles.
—¿De verdad? Entonces, ¿quién te ha dado derecho a enseñar a