Dentro de las paredes seculares del Vaticano el

hombre más cercano de Dios se encontraba. Con cabellos

blancos y piel envejecida, ojos azules y ropa impecablemente

limpia.

El señor miraba todo lo que sucedía, su nombre real

era Octavius, pero por ser el líder de la iglesia católica acogió

el nombre del primer Papa. Pedro sería su nombre hasta su

muerte.

Christopher miró hacia el obelisco delante del

santuario y empieza a reír, el Papa mira por la ventana de sus

aposentos y mira observando la Plaza de San Pedro, a lo lejos

nota la presencia del niño entrando en la basílica.

Al adentrar al niño observa observaba todos los

puntos del Vaticano, estatuas antiguas con pistas de lo que

era vivir en aquellos días. Cuando Christopher mira miró

hacia arriba queda abismado, pinturas de grandes maestros,

cuando una mano se posa en su hombro.

-Yo me quedé así cuando vine aquí por primera vez.

- Decía un señor de ojos azules con las vestiduras