Estar encerrada no me parecía la peor de las prisiones, pero los golpes, el encierro y la falta de comida me habían convertido en otra persona.

Ya no luchaba.

Intente por todos los medios mantenerme cuerda pero estaba comenzando a perder esa lucha, hacia semanas de Lena habia desaparecido en la oscuridad de mi mente entre todo el dolor y el miedo; intente ponerme de pie despues las horas de tortura que habia sufrido pero no pude, me tambalee de un lado a otro antes de volver a caer de rodillas contra el muro, todo se movia y estaba borroso; no sabia que droga usaban; pero era algo tan fuerte que habian matado a Lena.

“No puede estar muerta, no puede estarlo. Por favor Diosa, ayúdame”, pero no pude decir ni una sola p