John regreso a su casa más que furioso, necesitaba encontrar a Harriet a como diera lugar. Sabía que si no lograba que Catherine cooperara, las cosas podrían empeorar muy rápido y no estaba dispuesto a permitirlo.
Entro a su despacho, pretendiendo armar un plan de acción; cuando de pronto se dio cuenta de que no estaba solo. No tardo en reparar en el hecho de que Morgan se encontraba sentado cómodamente tras su escritorio.
—¿Qué haces aquí? —le cuestiono de forma severa.
—Es que acaso has olvidado que teníamos una cita el día de hoy —le recordó.
—No, no lo he olvidado —respondió, aun cuando se tratara de una mentira.
Comenzó entonces a caminar hacia el bar que había en el despacho para servir una copa, pero mientras lo hacía se dio cuenta de algo.
—¿Cómo demonios has entrado aquí? —le cuestiono de forma acusatoria.
—Nada me detiene cuando deseo algo —se justificó.
—Harías bien en recordarlo —admitió, mientras se incorporaba un poco en su asiento para verlo.
—¿Y bien, do