MÍA
Trago grueso, no puedo creer que me esté pasando esto a mí, es decir, quisiera estar dentro de una pesadilla pero no es así, intento removerme, sin embargo, al hacerlo, Basil refuerza su agarre pegándome más a su cuerpo, por lo que mi espalda choca contra su pecho.
Remojo mis labios como si estuviera sedienta, respiro profundo hasta que me tranquilizo y es cuando noto algo duro golpeando mi trasero.
—Basil —susurro.
No obtengo respuesta.
—Basil —aumento mi tono de voz.
Cansada y sintiendo que poco a poco me quedo sin aire, tomo una fuerte bocanada de aire.
—Basil.
—Mía.
Su voz ronca me da escalofríos, su agarre se afloja y supongo que es porque se ha despertado.
—Basil, suelta…
Su agarre vuelve a ser fuerte, me siento aprisionada.
—Basil…
Sabiendo que está despierto, ahora soy yo la que intenta soltarse de su agarre, y lo logro, hasta que él poco a poco me libera, o al menos eso es lo que creo, ya que enseguidame gira y pese a estar a oscuras, puedo distinguir su rostro e