El olor a pan tostado inundo mis fosas nasales así como todas las mañanas, mire al costado y como de costumbre él ya estaba en pie preparando el desayuno como siempre.
Me levanté y tapé mi piel desnuda con una bata de seda, fui hasta el baño y cepille mis dientes saliendo rápidamente a la cocina, gloria ya estaba en pie, no sé cómo lo hace para estar radiante levantándose cada día a las 6 de la mañana, yo con suerte a esa hora voy en mi segundo sueño
—Buenos días familia
— Buenos días — Dijeron los dos al mismo tiempo, solo que él se acercó para dar un dulce beso y seguir batiendo los huevos.
— ¿Ángel aun duerme?
—Amor eso ni siquiera se pregunta, es aún más dormilón que su madre.
Dicho esto, escuchamos por el transmisor una peque&nti