POR GIULLIANA
— ¿Quién habla? — Se oyó un suspiro y nadie respondió — ¿Quién es? Ya basta de estar llamando — iba a cortar pero una voz muy bajita me respondió
— ¿Giulliana?
— ¿Annalies, eres tú?
— Am, Si... Yo...
— ¿Qué pasa, necesitas algo?
— Puedes venir a mi casa por favor. Yo... No sé a quién más acudir, no quiero molestar a mi hermano… él tiene siempre mucho trabajo
— Claro, en seguida voy, no te preocupes, en unos minutos estoy en tu casa.
Colgué y llamé inmediatamente a mi asistente dejando la cita para más tarde, al llegar estacioné a un lado de la calle y puse la alarma al bajar.
Iba a golpear, pero la puerta se abrió unos centímetros para dejarme pasar y luego cerr