Alden dijo con calma: “Los maestros que hablan de los estudiantes a sus espaldas tampoco están calificados para enseñar y educar a los estudiantes”.

El viejo maestro se puso furioso. Esta era la primera vez que alguien se atrevía a darle una lección cara a cara, ¡y esa persona era un niño de cuatro años!”.

Uno de los profesores reconoció a Alden. “Señorita Fitz, parece ser uno de los estudiantes transferidos de Novena Clase. Creo que se llama... Alden Daugherty. ¡Sí, es él!”.

Solo entonces la Señora Fitz se dio cuenta de por qué este niño de repente iría corriendo a su oficina. Resultó que escuchó lo que dijeron sobre la niña autista.

“Melody es mi hermana. No permitiré que hablen sobre ella”. Alden levantó la barbilla y sus ojos se llenaron de una frialdad escalofriante. “Si escucho esto una vez más, iré al Ministerio de Educación”.

Los adultos estaban tan asustados por su mirada que dieron un paso atrás.

Cuando la Señora Fitz se dio cuenta de que estaba asustada por un niño de