Capítulo 2: Protegida Por Un Mafioso

CHRISTIANO 

Miro la sangre que brota del cuerpo inerte frente a mí, llevo años dentro de una de las organizaciones más peligrosas dentro del mundo de la mafia, ser el Capo di tutti capi y desafiar a la orden junto a la Cosa Nostra, es mi trabajo favorito. Los traidores pagan con la muerte sus errores. Esa es una de las reglas que me han enseñado, naces siendo líder o mueres siendo un cobarde revolcado entre los escombros de la miseria. 

Llevo cincuenta y cuatro años viviendo lo mismo, dejo a mis halcones negros, asesinos estrategas, terminar de hacer el trabajo, mientras saco un puro, lo enciendo y fumo, el humo del cigarrillo relaja mi cuerpo, más no desaparece el estrés. Me dirijo a mi auto, donde me espera Dante Dioniri, mi mano derecha, mi Consigliere, quien parece no estar feliz con los resultados. 

—Todo listo —me dice. 

El auto se pone en marcha. 

—Parece que no estás feliz —río con malicia. 

—La Cosa Nostra no es un juego. 

—Soy el líder, lo sé. 

—Solo digo que deberías tener más cuidado, debes mandar a gente a hacer el trabajo sucio —replica.

—¿Y perderme la diversión? Nunca. 

Suena mi móvil, observo la pantalla y frunzo el ceño al ver de quién se trata, uno de mis hombres de más confianza respecto a las investigaciones. Un infiltrado en la CIA. 

—Diga.

—Señor, tengo información importante, al parecer gente de Estados Unidos está intentando investigar a fondo la información de la señorita Beatriz.

Tenso el cuerpo. 

—Bloquea todo, que los Hackers se encarguen de hacer su trabajo, oculten, borren y modifiquen lo que sea necesario —demando.

—Como usted ordene. 

—Sí, una mínima cosa se les llega a escapar, los mato. 

—Sí, mi Capo. Una cosa más, ella está en Estados Unidos. 

—Investiga el por qué. 

—Lo haré, señor. 

Cuelgo y de soslayo me doy cuenta de la mueca que realiza Dante. 

—Esto es una pérdida de tiempo —murmura molesto. 

—Es arriesgado, lo sé, pero necesario. 

—Entiendo las razones, pero los métodos son irreales, es decir, quieres mover y destruir el mundo para protegerla, cuando ella sola se pone la soga al cuello —musita.

—Y seguirá siendo así —sentencio.

—Solo diré que es arriesgado, eres el Capo de la mafia italiana, si llegan a enterarse de que tienes una hija que vive a las sombras, me temo que la orden, hará todo lo posible por desaparecerla —me mira fijo—. Nadie debe enterarse del verdadero origen de Bea. 

No respondo, porque estoy de acuerdo con ello. Fue por su seguridad, yo evitaba obtener las noticias de ella durante más de una década. Pero hace seis años, los estadounidenses la dejaron casi moribunda en los barrios bajos de Italia, desde entonces, cambie mi idea, debía protegerla detrás de las sombras.

—Si se deja envolver por las personas que la investigan en Estados Unidos, no es digna, y sería demasiado tonta. 

Alzo la mirada y levanto la mano en señal de silencio, sella sus labios y yo sonrío. 

—Creé cuando te digo esto, Beatriz Terson, no es tonta, y algo me dice que lo va a demostrar.

HOTEL BELMOUNT

BEATRIZ. 

—Prometo comprarte un helado de doble chocolate —río.

—Que sean dos o no hay trato —refunfuña Vladimir al otro lado de la línea. 

—Está bien, ahora promete que te portarás bien con Luca y Martín, pronto nos vamos a volver a ver ¿quieres? 

—¡Sí, mami! 

—Te quiero mucho, cariño. 

—Y yo te amo tres millones, mami. 

Colgamos y me siento aliviada de haber hablado con mi hijo, termino de secarme el cabello después de una larga ducha de agua caliente.

Volví a chequear el móvil de Leah, nadie me llamo, ya pasaron 2 días sin cumplir el contrato, a la empresa no le importa?. Entonces llamo al número que me dejaron en el contrato y al parecer seguía sin haber respuesta, lo cual era realmente extraño, pero ahora que estoy aquí encontraré la manera de verte. Nicola Hill.

Cuando veo que tengo dos notificaciones en el computador, uno es de mi correo privado, lo abro, se trata de una propuesta para colaborar con Company Empire, al parecer han reconocido mi trabajo, lo dudo por un instante, pero le mando una copia del correo a Martín, para que lo revise. 

Abro el siguiente correo, este es uno fantasma, que suelo usar para enterarme de cosas, en él, hay una oferta de trabajo como asistente personal para la misma empresa, lo abro, leo los requisitos y sonrío, porque es una oportunidad para poder infiltrarme.

Saco de mi bolso los documentos con mi identidad falsa, miro la pantalla de mi ordenador y me postulo para el trabajo. Ahora mi nueva identidad dice que soy; Belinda Astor.

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