Encontrándome con Kadir.
Eiza.
—Habla de una vez, ¿dónde nos vamos a encontrarnos? —espeté, queriendo poner fin a este infierno de una vez por todas.
—Qué ansiosa, querida Eiza. No te preocupes, ya te diré a dónde ir. Sabes que te estoy vigilando, ¿verdad? —respondió con su tono repugnante, cargado de superioridad.
Mi estómago se revolvió. Sabía que estaba en sus manos, y odiaba sentirme tan vulnerable. Lo único que me mantenía en pie era el pensamiento de mi hermano y de mi amiga, de salvarlos de las garras de ese loco. Tenía que ser fuerte y no dejarme intimidar.
—Estoy en camino. Más te vale tener a mi hermano y a mi amiga a salvo, Kadir —respondí, mi voz firme a pesar del miedo que recorría mi cuerpo.
—Claro. No te preocupes por eso. Dirígete al kilómetro 53. Bajo el puente hay un callejón Y ya sabes no puedes entrar con el taxi, calle llega hasta ahí, baja y camina. Si intentas algo... ya sabes que estoy observando cada movimiento tuyo. Y no llames a nadie, o puedo hacer que desaparezca tu hermano en un