Capítulo 57.
En la sombra, lejos de la luz del día, la melancolía suspira sobre la cama triste, el dolor a su lado, y la migraña en su cabeza.
—Alexander Pope
Hayley:
Me sentía asqueada a pesar de que no me hizo nada, con solo sentir su peso en mi cuerpo y en la forma que me tocó, me sentía sucia y asqueada conmigo misma. Lo peor es que sabía que Leon estaría viendo su maldito espectáculo, llevo horas encerrada en ésta cabaña y no me ha dicho que piensa hacer conmigo, aunque se que lo más probable es que me asesine.
Intenté huir pero salí lastimada en el proceso, además de que no tendría caso huir cuándo allá afuera había una tormenta de nieve.
Tengo que resistir por mi bebé, no puedo rendirme y quedarme aquí a esperar que me mate.
—Deja de llorar que no te hice nada —soltó con fastidio—, no me van las mujeres.
—Eso no evita de que hayas tocado mi cuerpo en contra de mi voluntad —lo mire con odio y el solo rió.
—Me importa poco lo que pienses o digas.
Me había soltado las manos pero me encadenó a