CAPITULO 38
Virginia estaba asustada y había recibido una amenaza de muerte por ese Rey que tanto odiaba; sin embargo muy en el fondo sabía que esas lágrimas se debían a una acumulación de todo lo que había sufrido en Maita y lo mal que había pasado esos días.
¡Cuánta falta le hacía un abrazo reconfortante!
¡Cuánto necesitaba que le dijeran que todo estaría bien!
¡Cuánto quería a alguien de confianza que le hiciera sentirse en compañía!
Quizá ese hombre que rodeaba su cuerpo con sus fuertes brazos no era la mejor persona para depositar confianza o sentirse segura.
Virginia lo sabía.
Así como también sabía que nadie era perfecto y por el momento era una de las personas que más había mostrado su sinceridad, su ayuda y su real preocupación hacía esa mujer de Gorian.
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— Su majestad, ese acto de recién, ¿No cree que se ha sobrepasado un poco?