Ariam no pegaba los ojos del escenario, Derek sonreía mientras la observaba, la ama y el sumiso seguían en su espectáculo, llegó el momento de cambiar de actividad.
Fiore hizo que el hombre se pusiera de pie y le ató las manos a la espalda con un exquisito pañuelo de seda auténtica, importado especialmente de la India para la ocasión. A continuación, se recostó con elegancia en el sofá. Con su dedo índice doblado, lo invitó a acercarse. Levantó una de sus piernas y separó sus muslos, dejando en claro que ansiaba lo que los más refinados conocen y comercializan como sexo oral.
Con precisión, Fiore le proporcionó detalladas instrucciones sobre qué hacer y cómo hacerlo, y luego se abandonó a las perversas caricias mientras se dejaba caer en el sofá. Con sus sedosas piernas envolviéndolo, lo atraía y apartaba según sus deseos. Él se esforzó por cumplir su tarea con dedicación.
La dominadora impactante enfundada en leotardos, permitiendo que un hombre la complaciera en el lugar donde resi