Capítulo 41
La pelea en la entrada de mi casa era un caos, Los invitados susurraban por el bochorno, Y yo, cansada de siempre ser el centro del conflicto, decidí ponerles un alto.
—Ya basta —dije, fuerte y claro.
Santiago y Mike se callaron. Me acerqué a ellos, con los ojos Abiertos por la ira
—Santiago, no quiero volver a verte —le dije firme—. Esta vez tus palabras me lastimaron, Me insultaste, me hiciste sentir menos. Tus palabras me quemaron el alma, y eso no se borra con flores ni serenatas borrachas.
Santiago bajó la mirada, ni siquiera protestó.
Luego miré a Mike.
—Y tú… yo no soy tu propiedad. No me vas a manipular ni chantajear. Si tengo que ir a tribunales para que entiendas eso, lo haré.
Ambos intentaron replicar al mismo tiempo, pero alguien más se acercó.
—Creo que la dama fue muy clara —dijo una voz firme a mi lado —No quieren que la molesten.
Era Vicente, el hombre del hospital, su presencia era tan segura que todos lo notaron.
—Ella es una señorita —continuó—. Y mere