Capítulo 11
Me paralice al escuchar aquella conversación, el sabía que no era Isabel la mujer que esa noche le dió su virginidad, aunque supongo no sabía que era yo la mujer que ocupó ese lugar.
—¡Cállate! —grito Isabel —Eres un idiota, igual que el, me arrepiento de ser tu esposa.
—¡Y yo de elegirte! De haberte amado, nunca te lo voy a perdonar, por tu culpa me quedé en esta silla de ruedas y te lo voy hacer pagar.
Isabel salió del baño echa una furia, creo que ni noto la erección de Santiago y que yo tenía el uniforme medio abierto.
Santiago le daba golpes a la silla, su rostro que hace unos minutos era placer y felicidad, estaba rojo de la ira, de un odio más grande que el mismo, me acerque a el, aún atónita por la discusión, por lo que descubrí.
—Yo... ¿Quieres que me vaya? —logre titubear, incómoda por la pelea que ví en primera fila.
El me tomo de la mano, y me dió un beso, paso mi mano por sus mejillas, como si mi aroma le diera paz , fue cálido, tierno, incluso puedo asegurar