Lina insistió:
—Fabio, suelta a las personas.
Fabio asintió:
—Por supuesto, Señorita Torres, por favor.
Lina se enfureció y su tono se volvió más frío:
—Fabio, ¿no entiendes lo que estoy diciendo?
La expresión de Fabio se volvió seria:
—Señorita Torres, fue un error chocar con usted, pero estas personas me costaron una gran cantidad de dinero. ¡Las pérdidas serán enormes!
Lina no le dio ninguna oportunidad:
—¿Pérdidas? Parece que no lloras hasta que ves el ataúd.
Fabio estaba en un callejón sin salida con Lina, pero no podía permitirse abandonar a estas mujeres, a pesar de la situación.
—Señorita Torres, nuestras familias siempre han mantenido una relación sin interferencias. Lo que estás haciendo parece un tanto inapropiado.
—Como compensación, puedo permitirte elegir a una de ellas para llevarla contigo, considera esto como una expresión de mi buena voluntad.
Lina no se dejó convencer:
—Lo dije claramente, libera a todas. Esta es la última oportunidad.
Fabio esta