Leandro terminó de hablar y la soltó. Valentina estaba furiosa, con una expresión de rabia contenida.
—Lina, no te pongas tan orgullosa. Algún día te echaré de Santiago y arruinaré tu reputación—amenazó Valentina.
Lina se rió al escucharlo, apartó la mirada y se dirigió hacia Juan, que estaba cerca.
—Lina, parece que Señorita Ramírez ha bebido demasiado y está diciendo tonterías. Te agradecería que la llevaras a casa— dijo Lina.
Juan se acercó rápidamente, con una expresión sombría y desagradable. Agarró el brazo de Valentina.
—Vamos— dijo él.
—Lucas, estoy enseñándole una lección a esta mujer por ti. ¿Por qué me estás arrastrando?—protestó Valentina.
—¿Aún no te parece lo suficientemente humillante?— respondió Juan. Valentina finalmente se dio cuenta de las miradas de juicio a su alrededor. Se sintió incómoda y se ruborizó al recordar sus acciones. Finalmente, siendo llevada a rastras por Juan, abandonó el salón de la fiesta.
Después de que se fue, Leandro preguntó con preocup