Leandro respondió con frialdad, pronunciando cada palabra con claridad:
—Eso dependerá de quién llegó primero y quién llegó después.
Juan mostró una mirada de incredulidad.
—¿Qué quieres decir con eso?
Leandro no ocultó nada y respondió directamente:
—Han pasado tres años, es suficiente. Juan, esta vez no voy a ceder a Lina.
Las palabras de Leandro eran claras y nítidas, y Lina levantó la mirada hacia él, sintiendo como si se estuviera perdiendo algo.
Juan escuchó sus palabras y sonrió con desdén.
—¿Y tú qué? Leandro Paredes, ¿quién manda aquí?
Leandro respondió con calma:
—Tal vez antes era los Ramírez.
—Pero ahora y en el futuro, Señor Ramírez, ¡puedes intentarlo!
El ambiente estaba cargado de tensión.
¡La situación está a punto de estallar!
Juan asintió ligeramente, sintiendo la emoción de enfrentarse a un rival. ¡Hacía mucho tiempo que no tenía tanta energía para luchar!
—¿Quieres competir conmigo? Nunca he perdido en mi vida...
—Lina, ya he decidido.
—Leandro, te enseñaré una