S A R A H H A L E 🥀
El tiempo se había vuelto un enemigo silencioso. Cada día se alargaba de manera cruel, recordándome la vida que estaba llevando, la que nunca imaginé para mí. Mi vientre crecía con cada semana, pero Theo se alejaba más y más.
Cuando le dije que esperaba un niño, pensé que algo en él cambiaría. Que aunque no me amara, al menos encontraría algo de emoción en la noticia. Pero no mostró nada.
Ninguna sonrisa. Ninguna pregunta.
Fue como si la noticia no significara nada. Como si mi bebé no existiera.
Y eso dolió.
Los últimos tres meses habían sido una rutina vacía. Theo se marchaba al amanecer, regresaba en la madrugada. Si no fuera por los niños, podría jurar que vivía sola.
Nunca preguntaba por mi embarazo.
Nunca preguntaba por mí.
Pero sí estaba pendiente de Daphne.
La casa se había vuelto un reflejo de mi vida: fría, silenciosa, llena de fantasmas.
—¿Qué pasa, cielo? —pregunté suavemente cuando Isaac apareció en la puerta de mi habitación.
Sus pequeños