Y pensaron que esta mujer se quedaría quieta...???
Capítulo 133 —Ya era formalNarrador:Roman esbozó una sonrisa que no le llegó a los ojos. Se giró por completo hacia Dorian, con las manos aún en los bolsillos y una expresión contenida.—Tengo claro que puedo librarme de las acusaciones penales. Eso no me preocupa. Sé cómo se maneja esto. Llegaré a un arreglo, de una forma u otra, con Miranda. Algo que la libere de mí, legalmente.Dorian levantó una mano, interrumpiéndolo.—No me interesa saber cómo vas a hacer eso, solo te diré que esas cosas, de manera legal, llevan su tiempo.Roman inclinó ligeramente la cabeza.—Tranquilo. No vas a tener que ensuciarte. Pero llegado el momento, habrá algo que ella quiera. Y cuando lo tenga, negociaré. Firmará, me dará el divorcio. —Dorian lo observó en silencio, sin responder. —Y entonces —continuó Roman, sin bajar el tono —me volveré a casar con Aylin. La traeré de regreso a esta casa, como corresponde.Dorian soltó un leve suspiro, cruzó los brazos y lo miró con firmeza.—Eso no va a ser posibl
Capítulo 134 — Ridículamente adorableNarrador:Aylin estaba en la habitación, guardando algunas prendas en el armario, cuando Roman entró. Su presencia no era urgente, pero llenaba el espacio como siempre lo hacía. Ella lo miró de reojo, con una sonrisa ligera.—¿Todo bien? —preguntó al tratar de anivinar la intención de su miradaRoman asintió y se acercó sin rodeos.—Esta noche quiero que salgamos a cenar —lo soltó sin preámbulo algunoAylin se volvió hacia él, algo sorprendida.—¿Cenar fuera?—Sí. Tú y yo. Nada más. —respondí firme, pero si fuera la cosa más natural de mundo—¿Y eso porque? ¿acaso sucede algo?—No —respondió él, tranquilo —Solo quiero estar contigo esta noche. Sin interrupciones. ¿No quieres ir a cenar conmigo?—No, no es eso, mi amor, slo que me llama la atención, pues nuca salimos—Es hora de que eso empice a cambiar ¿no crees? —y sonrió, pero de manera tierna —tengo una hermosa esposa, a la que no presumido lo suficiente, y quiero hacerlo.Aylin lo observó por u
Capítulo 135 —La guardia bajaNarrador:El sobre estaba sobre el escritorio. Roman lo abrió sin vacilar. Leyó cada palabra con calma. Al terminar, dejó los papeles a un lado y marcó un número desde su teléfono personal.—Necesito que vengas a la casa, hoy, en persona.El abogado no hizo preguntas.Una hora después, el hombre entraba al despacho con un maletín en mano y el ceño fruncido.—¿Qué pasó?Roman le entregó la citación sin decir una palabra.El abogado la leyó detenidamente. Sus ojos se endurecieron al pasar la segunda hoja.—Está formalizado. La demanda de Miranda es directa y con fundamentos. No va a ser sencillo.—¿Qué implica exactamente?—Primero, la audiencia de presentación. Quieren demostrar que Miranda nunca estuvo muerta y que tú lo sabías desde el pricipio. Si logran sostenerlo, anulan automáticamente tu estado de viudo y te devuelven la condición de casado.Roman se apoyó contra el escritorio.—Y con eso, el matrimonio con Aylin queda anulado.—Así es, pues tu marti
Capítulo 136 —Me pertenecesNarrador:Aylin no volvió a hablar del tema con Dominic. No hizo falta, su sonrisa, su evasiva, su incomodidad silenciosa… ya le habían dicho todo lo que no se atrevió a poner en palabras.Y Roman no diría nada, no todavía. Lo conocía lo suficiente como para saber que él iba a protegerla, sí, pero a su manera. Una que, inevitablemente, la dejaba afuera.Así que decidió moverse por su cuenta. No preguntó, no confrontó, solo observó.Esperó a que Gabriel Ordoñez se fuera. Vio por la ventana lateral cuando se subió a su coche, y se grabó mentalmente la matrícula. Luego fue a la oficina pequeña de la galería, esa donde Roman a veces dejaba papeles que no quería que nadie más viera. No encontró nada, pero se fijó en qué carpetas habían sido movidas. Y tomó nota.Esa noche, cuando Roman dijo que tenía que hacer una llamada, Aylin se levantó sin decir palabra. Caminó por la casa en silencio, hasta que escuchó su voz desde el despacho. No entendía lo que decía, pero
Capítulo 137 —Guardar silencio es traicionar Narrador:Gabriel Ordoñez llegó a la galería poco antes del mediodía. No necesitó anunciarse. Roman ya lo esperaba en su despacho, sentado con la espalda recta y la vista fija en el ventanal. No estaba observando nada. Solo respiraba hondo, como quien se prepara para un golpe que ya sabe que viene.Apenas Gabriel cerró la puerta detrás de él, Roman habló.—Dime que no es lo que estoy pensando, Gabriel.El abogado dejó el maletín sobre una silla vacía y se sentó frente a él, sin prisa.—Lo siento, Roman, esta vez no puedo complacerte, finalmente se formalizó.El silencio que siguió fue espeso. Roman bajó la mirada por un instante, solo para alzarla de nuevo con el ceño fruncido.—¿Cuándo se formalizó?—Fue hace dos horas. Entró la notificación al juzgado y ya fue registrada en el sistema. Esta es la citación oficial —sacó una hoja doblada del portafolio y la extendió sobre el escritorio — En 30 días, vas a tener que ir a declarar.Roman tomó
Capítulo 138 —No me esperesNarrador:Roman sabía que ya no podía seguir callando. Que seguir protegiéndola con silencios solo agravaba las cosas. Aylin no era una niña ni una espectadora. Era su esposa. Y lo que estaba en juego no era solo su libertad, sino también la de ella.Esperó a que cayera la noche. La casa estaba tranquila. Sasha se había ido a dormir temprano, y Amalia no subía desde la cocina. Cuando Aylin entró al dormitorio, cerró la puerta con suavidad. Roman estaba sentado, mirando hacia la ventana, pero sin ver nada. El gesto rígido, el vaso con whisky intacto sobre la mesa, y ese aire ausente le confirmaron lo que ya venía sintiendo desde hacía días.Se acercó sin hablar. Se sentó a su lado, cruzando una pierna bajo el cuerpo.—¿Puedo saber qué está pasando?Roman giró un poco la cabeza. No parecía sorprendido, solo cansado.—Sí —respondió con voz baja —Ya es momento de que lo sepas todo. —Ella no dijo nada, solo esperó. —Es sabido que Miranda apareció. Pero no vino a
Capítulo 139 —Cada minuto iba a pesar diferenteNarrador:Gabriel Ordoñez entró al despacho sin necesidad de ser anunciado. Roman ya lo esperaba. Estaba de pie junto al ventanal, con los brazos cruzados y la mirada clavada en el jardín, aunque no estaba viendo nada.—Buenos días , Roman, traigo novedades del juzgado—¿Y bien? —preguntó sin girarse.Gabriel cerró la puerta con cuidado, sin sentarse aún.—Lo siento, pues lo que ya imaginábamos se confirma.Roman se volvió lentamente hacia él.—¿La deportación?—Sí —respondió el abogado —Es inevitable.El silencio se volvió más denso en la habitación.—El tribunal ya notificó a Migraciones. El registro civil anuló el matrimonio. Legalmente, Aylin ya no tiene vínculo alguno que justifique su residencia y con eso su permanencia en éste país.Roman no se inmutó. Solo asintió, como quien esperaba un golpe que de todas formas duele.—¿Cuánto tiempo tenemos?—No lo sé con exactitud. Podría ser cuestión de días. Pero la rueda ya empezó a girar.
Capítulo 140 —La bufanda azulNarrador:El auto se detuvo frente a la casa con un leve crujido sobre la grava. Aylin bajó primero. Llevaba los hombros tensos, las manos entrelazadas, el estómago revuelto. Respiró hondo antes de abrir la puerta trasera. Apenas lo hizo, Eros, su hermano salió primero, echando un vistazo rápido al frente de la casa, evaluando el lugar como si buscara puntos clave que solo él entendía. No dijo nada, pero sus ojos lo recorrieron todo con atención. Después bajó su abuela, con movimientos lentos, sin ayuda, con esa misma actitud que siempre había tenido; mirar primero, opinar después.Aylin los abrazó a los dos. A su hermano le rodeó el cuello con fuerza; él no se resistió, pero tampoco devolvió el gesto con efusividad. Solo se quedó ahí, como sosteniéndola sin palabras. A la mujer la besó en la mejilla, más suave, más consciente. Sintió en ella una firmeza que no se había desgastado con los años.—Están aquí —susurró, y se separó un poco para mirarlos a los