-¡Coño de la madre!- Murmuré mientras veía como las luces de los poste de luz eran simple destellos a mi lado. Si bajaba la ventanilla podía estar segura que el viento daría de golpe en el rostro o me dejaba pegada al asiento.
Llevo los ojos cerrados para no marearme aún más de lo que ya estoy, siento mucho dolor en mi vientre.
-Respira- escuchaba a Camila y aún no podía entender ¿¡COMO CARAJOS HABLA MIENTRAS CONDUCE ASÍ!?
-¡¡CONDUCE!!- gritó desesperada por el fuerte dolor que cada cinco segundo aumentaba mucho más.
-Es que ya llegamos- dice mientras la veo salir, abro mis ojos de golpe y esta estacionada enfrente del hospital. Les juro que vi las 11:01 cuando entre al auto y apenas son las 11:10. Mejor ni lo racionalizó porque si no salgo loca de aquí.
Abro la puerta del auto cuando veo a unos enfermeros l