ARDIAN
—No puedo creer que haya llegado a hacer eso... —murmuré, sintiendo cómo la rabia se acumulaba dentro de mí como una tormenta oscura.
Las imágenes seguían atormentando mis pensamientos: Dax besando a Leni, su risa despreocupada resonando en mis oídos, la manera en que ella lo miraba con esos ojos que son solo míos. Era como si alguien me hubiera arrancado el corazón y lo hubiera pisoteado sin piedad.
—¿Qué es lo que sucede? —preguntó Leni, intentando calmarme, como si pudiera apagar el fuego que ardía en mi interior.
Mis embestidas van en aumento y ella chilla de dolor cuando la penetro hasta el fondo, tiene tan abiertas las piernas, para recibirme solo a mí. Joder, llenarla con mi semen es mi tarea de esta noche.
—Lo vi, Leni. Lo vi besándote ¿Cómo puedes estar tan tranquila? —respondí, mi voz temblando entre la furia y la frustración.
Me acerqué a ella, tomándola de los brazos con una intensidad que apenas podía contener.
—¿Es que no comprendes lo que eso si