Una mujer nueva

Ava lloró. Lo hizo hasta sacar el dolor y el amor que podía sentir dentro de su alma. Se hacía preguntas que no parecían no tener una respuesta y murió en un segundo. Dando así la oportunidad de revivir a una nueva Ava. Una mujer que cerrará su corazón a los sentimientos que la mantienen débil y dejará el mismo espacio para la venganza.

Ella no supo qué tan rápido transcurrió el tiempo, pero cuando se levantó de su miseria, escuchó el auto de Louis llegar. Ella corrió y cerró con seguro la puerta, tomó una ducha y borró de su rostro todo rastro de amargura y dolor, pues estaba más que segura de que no valía la pena.

Él entró satisfecho y sin mirar a ningún lado fue a su habitación y se quedó dormido, ya que había llegado borracho.

Al siguiente día se dirigió a la habitación de Ava, quería insistir en que filmará el divorcio para poder quedarse solo en su mansión. Tocó la puerta y esta se abrió sola, así que entró y encontró una nota sobre la cama.

Nota: Te dejó en libertad y me voy. No olvides que tenemos un trato, si lo cumples, en un mes te firmo el divorcio.

Él asomó una sonrisa en su rostro y en seguida se marchó con su hermano para darle la buena noticia.

—¿Tú por aquí? Pensé que continuaba de viaje.

—Ya no más viajes. Tengo la mansión solo para mí y ahora me pondré serio con las obligaciones de la empresa.

Steven lo observó con una ceja anclada —¿De verdad? No lo creo.

Él se acercó y se sentó en el viejo banco junto a su hermano que estaba en su silla de ruedas. —Quedé sin un centavo.

—¿Qué? ¿Te gastaste todo el dinero que tenías en placeres?

—No vengas a reclamar. Ellos me impusieron a una mujer, y yo no sigo órdenes.

—Era tan fácil como darle un nieto a nuestros padres y hacerlos felices.

—Nooo. Estoy empezando a vivir y me interesa seguir saciando los deseos de mi cuerpo. Aún no quiero tener una responsabilidad para toda mi vida.

Steven colocó los ojos en blanco —¿Qué sigue, señor placeres?

—Ya tengo la mansión solo para mí. Así que mañana regreso a la empresa para poder seguir manteniendo mi costoso y delicioso ritmo de vida.

—Aunque la palabra placeres no sale de tu boca, estás pensando en trabajar y eso es bueno.

—¡Vendrás conmigo!

Él se asombró y sus mejillas se sonrojan —Para nada. Yo te puedo asistir desde este lugar.

Louis lo miró con una ceja anclada —Te informo y no te pregunto ¿Pasarás toda la vida encerrado?

—¿Qué haré si solo soy un invalido inútil?

Louis se acercó y lo miró a los ojos —No. Eres una persona brillante que no puede caminar. Tienes un súper poder que admiro y cambiaría mi movilidad por poseerla.

—No digas cosas para hacerme sentir bien. Siempre intentas darle color a mi vida, pero yo no estoy ciego y puedo saber lo que te propones.

—¡Ah sí! ¿Fuí yo quien te hizo sentir bien cuando te dejé a solas con esa chica en tu habitación? Recuerdo que ella salió tres días después.

—Yo, al contrario de tus gustos, buscaría a alguien que me amará. Una compañera de vida.

—Perfecto, pero estoy seguro de que no la encontrarás, si continúas encerrado en esta enorme y solitaria mansión.

Steven se sentía ansioso de solo pensar que estaría acompañado de más personas, pues odiaba que las personas sintieran lástima por él —¡No lo sé!

—El lunes iniciamos a trabajar, y es cuando le daremos forma a ese auto que dibujaste hace ya un año.

Él se mostró sorprendido —¡Lo recuerdas!

—¿Cómo olvidarlo? Tenemos un nuevo trabajo y es solo ponerlo a caminar. Recuerda que debemos tener a nuestro padre orgulloso —término guiñando un ojo.

—No estoy seguro de ésto. Insisto que puedo ayudarte desde aquí.

—No. Yo te necesito a mi lado y siendo mi apoyo total.

Louis no le dejaba muchas salidas a Steven, pues había decidido sacarlo de la oscura soledad e intentar encaminarlo al mundo exterior. Deseaba que se hiciera fuerte y decidiera enfrentar los obstáculos y el temor de ser señalado. Él era su hermano y el dueño absoluto de su corazón, así que cualquier impulso de llevarlo a la felicidad sería un gran regalo.

Ellos siempre hacían cosas juntos y terminaron jugando ajedrez y tomando una copa de vino seco.

Mientras Ava llegó con Yuli. Llevaba su maleta, su corazón roto y los ojos hinchados de tanto llorar —¿Estás bien?

—Solo estoy en el proceso, pero ya no me lo tendrás que repetir. Aprendí la lección.

—Ava yo…

Ella la detuvo colocando la mano al frente —Ayer él me pidió el divorcio y se fue con una puta. ¡Sí! Me lo dijiste y seguía como una tonta, pero ahora pienso diferente y solo quiero continuar enviando el dinero a mis padres antes de que se enteren de mi divorcio.

—¿Cómo piensas hacer eso? —ella quería ayudar a su amiga aunque no estaba de acuerdo de que llevara esa responsabilidad.

—¿Consiguiendo un trabajo?

—¡Ay amiga! No entiendo y nunca entenderé tu obsesión por ayudar a tus padres.

—¡Yo veré! No pienso quedar mal por el estúpido precoz de Louis.

—Yo no entiendo, pero igual tienes todo mi apoyo.

—¿Me podré quedar contigo? —ella la miró sintiendo un gran susto, pues de no recibirla, estaría en la calle. —En la tarde tengo una entrevista de trabajo.

—¡Claro que sí! Aquí no tendrás la comodidad que tenías en tu enorme mansión, pero eres bienvenida.

Ellas entraron y Yuli la instaló de inmediato en una habitación polvorienta que nunca utilizó.

—Gracias amiga, prometo que te ayudaré con los gastos.

—No puedo creer lo descarado de ese hombre. Te deja en la calle alegando que se quedó sin dinero.

—Te pediré un gran favor. No lo menciones. —De solo escuchar su nombre sentía como una herida punzante en su pecho.

Ella se colocó de pie, tomó la tarjeta y llamó a la mujer que había conocido la noche anterior.

—¡Sí, buenos días!

—Soy la chica a la que le entregaste la tarjeta anoche ¿Cuándo puedo postularme para el puesto?

—¿Ya leíste todo lo que detalla el brochure?

—Sí. Solo necesito dinero y también me interesó mucho el sueldo.

—Siendo de esa manera, podrás venir a las 6:00 para ver de lo que eres capaz.

—Ahí estaré puntual.

Ella cerró la llamada y miró a su amiga. no podía negar el susto que tenía en ese momento, pero la decisión estaba tomada y ella se mantenía muy firmé.

—¿Qué te han dicho?

—Tengo una entrevista a las 6:00 ¿Puedo dormir un rato? Te confieso que no he podido dormir nada.

—¡Una entrevista de trabajo en la noche! ¿No piensas decirme de qué trata?

—No hasta que tenga el trabajo, y solo te puedo adelantar, que se trata del inicio de un plan. Ahora deseo dormir, siento que mi cabeza va a explotar.

Ella durmió y se despertó una hora antes de la cita. Se presentó frente al espejo, maquilló su rostro, pintó sus labios, vistió un hermoso y coqueto vestido beige. Después tomó algunas cosas que sabía que podía necesitar y se marchó dejando a su amiga sorprendida, ya que ella parecía otra persona.

Ava envuelta en su decisión parecía no querer retroceder, y allí estaba, frente a un night club. Todo para convertirse en lo que al parecer llenaba las expectativas de su adorado tormento.

—¿Qué desea señorita? —la detuvo un hombre alto vestido negro, cuando intentaba ingresar. Parecía un escolta de ese lugar.

—¡Buenas noches! —ella sutilmente entró la mano en su bolso y le presentó la tarjeta que le había entregado la elegante mujer la noche anterior. —Me han citado a esta hora.

—¡Bienvenida! Debes entrar por el área Vip y allí estarán los camerinos.

—¡Muchas gracias, joven!

Ella caminó tongoneando sus caderas y llamando la atención de todos. Pues estaba claro que el trabajo arduo en el gimnasio durante tres años había dado resultados. Ella entró y al llegar a los camerinos se encontró con esa mujer que se había quedado con Louis la noche anterior. Sintió celos y mucha rabia, pero solo le dedicó una mirada y siguió su camino hasta donde se encontraba Susy.

Está la miró de arriba abajo algo sorprendida, pues la noche anterior las ropas holgadas ocultaban toda su esbelta y perfecta figura.

—¡Qué bueno que te has presentado!

La chica Cindy, misma que estuvo con Louis la noche anterior se acercó y las volvió a interrumpir. —Ya no hay cupos. Acabo de reunirme con el jefe, y él contrató a mi amiga Pamela.

Ella miró a Ava con indiferencia, pues debía admitir que era muy hermosa y eso solo sería una competencia que no le convendría en ese momento.

Ava sintió un salto en su pecho, pues estaba necesitando el empleó. —¡Qué mal!

Susy la observó con el rabillo del ojo —No te he preguntado.

En ese momento sonó el celular de Susy y ella después de terminar la llamada asomó una sonrisa —Ava. El jefe quiere verte bailar. Es hora de que demuestres lo que tienes y que si mereces un cupo en este lugar.

—¡Muchas gracias!

—Aún no agradezcas y ve a vestirte. Tienes diez minutos.

Ella se alejaba y se les escuchaba murmurando a las chicas que quedaron en el camerino

—¿Igual se va a presentar?

—¿Ella es nueva?

—¡Es muy bonita y joven!

—¿El jefe lo ha ordenado?

—No puedo creer que el jefe lo pidiera.

Ava las ignoró, se vistió de conejita, colocó dos moños grandes que luego decoró con las grandes orejas, maquilló su rostro, ruborizó sus mejillas y justo a los diez minutos estaba lista para su primera prueba.

Angel. El dueño del lugar, tomó asiento y quería ver cuál era el talento que poseía la interesante y hermosa dama.

Las demás chicas también se quedaron pendientes y Ava sintió la presión de las miradas.

—Levanta la cabeza y da tu mejor número. Te cuento que no es normal que el jefe esté tan pendiente de una chica.

Ella solicitó un pieza, la música con la que siempre practicó. Fue de esa manera que se olvidó del público y solo dejó que el ritmo se metiera en sus venas.

Así que empezó a bailar y se adueñó de aquel tubo, lo hizo como nadie. Ella movía con sensualidad sus caderas y llamó la atención incluso de las chicas, cada movimiento era mejor que el anterior, vivió el ritmo y se trasladó a otro planeta, dando su mejor número.

En cuanto terminó se escucharon unos aplausos. Ángel se hipnotizó con la chica y muy rápido lo hizo saber a todos los presentes.

—¡Bienvenida a Blue Club!

Ella lanzó una sonrisa, estaba aún agitada, pero feliz —¡Muchas gracias!

—Mañana deberás pasar por la oficina para hablarte de todo los requisitos, y te felicito, muy buen número. —él no podía dejar de admirar su belleza mientras se dirigía a ella. Sus ojos se volvieron curiosos y no dejó escapar una parte de su cuerpo.

Las chicas se llenaron de envidia por la atención que recibió del jefe, ese era un privilegio que pocas habían tenido desde su ingreso a ese lugar. Así que desde ese momento sintieron envidia y pensaban darle una advertencia muy pronto.

Ava no podía creer que lo había logrado, y aunque deseaba hacer contrato esa misma noche, Ángel tenía pendientes que no podían esperar. Así que le tocó cambiarse y regresar a casa.

—¡¿De bailarina en un night club!? ¿Te has enloquecido?

—Le mostraré a mi esposo que yo puedo ser una puta y lo mejor es que en el proceso ganaré dinero…

—¡Ay amiga! Estás muy loca.

—Soy una nueva Ava. Se acabó la inocencia.

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