La Maldita de mi Exesposa
La Maldita de mi Exesposa
Por: J.Łicet Gacia Ramos
Placeres.

El señor y la señora Morgan: son dos empresarios multimillonarios, que en la vida lo han tenido todo, a manos llenas, solo le faltaba lo que más deseaban y parecía no querer llegar “los nietos”

Sus hijos ya eran mayores de 30 años y ninguno había conseguido tener un hijo. Su deseo se convirtió muy rápido en una obsesión, pues la familia del prestigioso y respetado empresario Emilio Morgan, eran muy pocas en número y su esperanza estaba puesta en su hijos.

La familia Gardner: eran reconocidos por negocios internacionales. Esto le daba un muy buen estatus social y lo más importante, era una familia numerosa y tenía gran cantidad de hijos. Para Claudia, fue como una luz en el camino, así que sin perder más tiempo arregló una boda por contrato con Ada Gardner, la ambiciosa y descontrolada esposa de Massimo Gardner: un militar retirado que suple con uniformes bordados a manos al batallón que no parecía querer abandonar nunca. Cómo fue tomado como algo conveniente, en mutuo acuerdo decidieron unir a Ava con Louis en matrimonio, cuando apenas ella cumplía 18 años.

Ava Gardner: era delgada, sus ojos grises y mirada apagada, ella tenía una larga cabellera, abundante y oscura, cuerpo esbelto y bien definido, por su edad se veía muy pequeña, pero eso no le quitaba ese brillo y hermosura única.

Su padre no la quería, debido a que no se parecía a él para nada y siempre repetía que no era su hija, y por esto, la noticia de la boda a su corta edad, fue música para sus oídos.

La entregaron en matrimonio en una ceremonia privada. Ava estaba hermosa en su día de boda, pero al ser tan joven, su marido la veía insignificante y jamás posó en ella su mirada.

Él se divertía en night clubs y discotecas. Jamás buscó la manera de engendrar el heredero que tanto anhelaban sus padres, pues todo lo que tenía que ver con compromisos y familia, a él le resultaba aburrido.

Él era un pelirrojo de estatura alta y ojos claros, de lejos se podía ver su masculinidad. Las mujeres soñaban con él, pero solo pasaba una noche intensa y era muy difícil que volviera a suceder, pues tenía su propio lema “Solo una noche”

Tenía un hermano paralítico, que fue elegido como mejor amigo y consejero de Louis. Solo con Steven encontraba la paz. Aunque eran muy diferentes, sentían un amor inmenso el uno por el otro.

Steven se encontraba en silla de ruedas, pero esto no le quitaba lo interesante y hermoso: él era pelirrojo, con ojos grandes y un hermoso rostro, se mantenía en casa por miedo a ser burlado como lo había sufrido durante la High School. Pero a diferencia de su hermano, él era un romántico empedernido.

La señora Claudia y Emilio eran un matrimonio admirable y envidiable, pues se mantuvieron juntos como familia a pesar de las fuertes dificultades que se le presentaron en el trayecto.

En vida, decidieron repartir la mitad de los bienes a sus hijos y tenían decidido, que todo lo que aún poseían sería destinado a su primer nieto. Esto, buscando llamar la atención de su hijo Louis, pero parecía no estar dando resultados.

Él se la pasaba fuera de casa todo el tiempo, asegurando que se trataba de viajes de negocios, pero Ava sabía muy bien que solo estaba divirtiéndose y acostándose con todas las putas que se le podían atravesar.

—¿Estás lista para esta noche? —se acercó su amiga Yuli con gran entusiasmo.

—Esta noche Louis desea que nos reunamos y dijo que hoy cenamos juntos en casa —Ava se sentía muy positiva y eso se pudo apreciar con una muy marcada sonrisa.

—¿Qué? ¿Ha regresado y desea verte? —Ava asintió con evidente alegría en su rostro.

Desde que se enteró de su matrimonio con ese hombre fue feliz, pues él siempre había llamado su atención y se convirtió en su amor platónico. Solo que él nunca la miró y durante 3 años de matrimonio, se mantuvo de viaje y ocupado. Así que nunca intimó con su esposa y aún no se había consumó el matrimonio.

—No entiendo con la facilidad que dices amar a ese hombre tan frío, ¿Estás ciega? ¿No sientes el desinterés que siempre ha mostrado?

—Soy su esposa Yuli, esto me obliga a amarlo.

—No eres su esposa, solo eres el adorno de esta casa. ¿Te parece posible que aun después de tres años continúes siendo virgen, ya que a él no le ha dado el deseo de tocarte?

—He decidido que esta noche me voy a meter en su cama.

—Ava. Ya no eres una niña ¡Mírate! Eres hermosa. Cualquier hombre estaría dispuesto a amarte e intentar hacerte feliz. ¡Basta de mendigar amor!

Ava inició a caminar sin prestarle atención a sus palabras —Pero mi corazón lo ha elegido a él.

—¿Qué harás si te continúa despreciando?

Ella con gran angustia en su corazón respondió —Soy su esposa y mis padres me advirtieron que tengo que permanecer a su lado.

Yuli al escuchar a su amiga había determinado que era un caso perdido y que seguir insistiendo no cambiaría nada —Soy tu amiga y quiero que sepas que estaré disponible para ti en todo momento. No importa la hora ni la dificultad.

Ava suspiró pesadamente —Mis padres no me perdonarían si pierdo esta oportunidad que tanto los ha estado ayudando.

—Amiga. Es hora de pensar en tu felicidad, ellos tienen más hijos ¿Por qué sacrificar a la menor? ¡Jamás entenderé el supuesto amor! No puedes llevar esa carga, no me parece nada justo.

Ava sentía deseos de llorar, pues su frustración era muy grande y solo tenía la esperanza puesta en la noche en la que le entregaría su virginidad al hombre que la desposó y robó para él su corazón. —Estoy atrapada amiga. Atrapada en el desamor.

—Bien amiga, intentaré entender que estás embobada, pero por lo menos has estado haciendo algo para tener dinero.

Ella la miró con ojos redondos —No.

—¿Estás loca?

—Soy la esposa de un hombre poderoso. Aun después del divorcio debe darme la mitad de sus bienes. Yo he invertido el tiempo en otra cosa. Ella se paró frente al espejo y admiro su reflejo—Me dediqué al gimnasio y busqué en mí a la mujer que él desea, también me volví experta en algunas cosas que sé muy bien que a él le encantarán.

Yuli colocó sus ojos en blanco —¿De verdad piensas que ese hombre lo vale? No puedo negar que es extremadamente sexy y atractivo, pero lo mismo tiene de déspota, frío y malvado.

—Ya soy su esposa y no es mucho lo que podré cambiar.

—Veo que disfrutas tu cautiverio.

Ella la ignoró y modeló frente al gigantesco espejo de la sala —¿No soy atractiva?

Su amiga no creía que ella podía ser tan ingenua y volvió a colocar en blanco sus ojos —Solo no eres una de esas putas con las que él disfruta una noche.

En ese momento su rostro se tornó triste —Espero merecer esa noche.

—No puedo seguir escuchando tus estupideces. Espero que cuando decidas abrir los ojos ya no sea tarde y las lágrimas hayan visitado tu vida y desvelado tus noches.

—Cuando me convierta en su mujer, todo valdrá la pena.

Yuli no pudo más con el error de su amiga y se marchó. Ella no podía negar que su inocencia era enorme y que debía vivir su propia experiencia para levantar el pie y no seguir tropezando, pero era igual de molesto. Más, después de que ese desgraciado Playboy, sabiendo que ella era su mejor amiga, la había invitado a una noche de travesuras. Nunca le contó sobre eso a su amiga por temor a herirla, pero estaba segura de que las cosas no cambiarían en su supuesto matrimonio, por lo menos no para bien.

Ava ignoró todas las advertencias y se preparó para el regreso de su ausente esposo. Esperaba su llegada para volver a verlo después de casi tres años sin deleitar sus ojos con ese hermoso y sexy caballero. Ella subió a la habitación, se vistió y lo espero. Él llegó distraído en el celular y no la notó, como siempre.

—¡Bienvenido! —ella se acercó esperando al menos un saludo, y él solo le entregó un documento —¿Qué es?

Él la miró superficialmente, pues odiaba la sola idea de que se hayan atrevido a imponerle una mujer —Es tu boleto a la libertad. ¿Más claro? Deseo el divorcio.

Ella tragó en seco. Su corazón se quebró y se sentía miserable, no podía creer que después de tanto tiempo y esfuerzo para verse diferente y llamar su atención. A su llegada, él simplemente no la miró. Esto fue una falta de respeto —¡Bien!

Él se sorprendió por la disposición inmediata —¿Sí?

—Sí, pero me tendrás que dar la mitad de tu fortuna por ser tu esposa, eso es un mandato.

—Ja, ja, ja. Lamento decirte que no hay ninguna fortuna —él le lanzó unos documentos dónde estaba confirmado que estaba en ruinas debido a sus viajes de placeres y gastos extravagantes.

—¿Qué?

—Así de sencillo, criatura ¿Qué pensaban? Qué saldrían de su crisis por un matrimonio que nunca se consumó.

Ella no podía creer lo que estaba escuchando —¡No habrá ningún divorcio!

—¿Qué deseas? ¿Seguir aparentando lo que es falso y nunca cambiará?

Ella se colocó de pie dándole la espalda y fue cuando él notó que sus glúteos habían aumentado de tamaño y por primera vez le pareció interesante.

Ava estaba luchando con sus lágrimas para no romperse frente a él.

—Solo te pido que me des un plazo de un mes, te aseguro que después de ese momento firmaré el divorcio.

Ella se dio la vuelta y sus miradas se encontraron —Como lo desees, pero te dejó claro que no cambiaré de parecer, ya es una decisión tomada.

Él volvió a tomar su celular y salió de ese lugar dejándola con un fuerte vacío en su alma. Ava era ingenua y tierna debido a su corta edad y experiencia. Ella no entendía por qué aún él siendo tan frío y distante, su corazón insistía en seguir latiendo por él.

—Ya voy saliendo para allá.

Ella escuchó que su marido estaba de salida y decidió seguirlo. Lo hizo intentando encontrar la manera de sacar de su corazón cualquier rastro de sentimientos.

Esa noche él se detuvo en un club nocturno. Entró por la puerta VIP, mientras que a ella le costó mucho más entrar, pues hizo una gran fila y al entrar, de inmediato lo vio mirar a esa mujer en el tubo. Ella bailó para él y solo minutos después se fueron juntos al privado.

—¡No puede ser!

—¡Hola! Se acercó una mujer muy elegante y la miró de arriba abajo.

—¡Hola! —respondió batallando para no empezar a llorar desconsoladamente.

—Eres muy hermosa, ¿Vienes sola?

Ella en ese momento no quería hablar —Estaba esperando a alguien y al parecer no se va a presentar. Ahora me voy ¡Buenas noches!

—¡Espera! Siento que las cosas no suceden por suceder. Aquí te dejó una tarjeta y una oferta que te puede interesar.

Ava volvió a mirar en la dirección que se había marchado Louis con esa mujer, sin prestar mayor atención guardó la tarjeta en su cartera y salió de aquel lugar. Estaba lloviendo y a ella no le importó. Guardó sus zapatos y cartera en una bolsa de plástico, luego caminó descalza y llorando desconsolada, hasta llegar a la mansión.

Se sentía miserable y en ese momento sus pensamientos eran dolorosos, pero ahora no solo sentía amor, desde esa noche nació otro sentimiento que se estaba apoderando de ella. —¡Te voy a cobrar este desplante querido esposo!

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