Cuando menos lo esperaba.
Los días pasaron y el cuerpo de Ava se debilitó a tal punto que fue ingresada al hospital para una rehidratación de emergencia. Ella no quería hablar mucho, pero no dejaba de pensar en su madre y todo lo que estaba sucediendo.
Ese día en la mañana le llegó a la mente su hermana Aurora y pidió a Louis que la llevará a visitarla.
—En cuánto te sientas mejor iremos a donde quieras, pero ahora no creo que sea conveniente.
—Entiendo que no tienes mucho tiempo debido al trabajo, pero yo necesito hablar con mi hermana, necesito hacerlo para empezar a sanar o creo que voy a enloquecer.
—Entonces la vamos a contactar y enviaré a buscarla con mis escoltas.
Ella aceptó solo porque Louis había estado agitado debido a su estado de exaltación, pero en cuanto llegó a su casa la llamó y aunque no obtenía respuesta, insistió hasta comunicarse.
—¡Hola!
—¿Aurora? Soy Ava ¿Cómo están?
—Mal, muy mal y todo por culpa de nuestra madre ¿Esa mujer ha enloquecido?
—Te he llamado con la esperanza de que me diga