La Mafia del Poder
La Mafia del Poder
Por: Rocio M. Camacho
CAPITULO 1

Los pensamientos son un paso a la acción, quien quiere algo, puede dar los pasos adecuados y lograrlo, los limites son inexistentes y tontos, uno mismo se pone los límites y tú mismo eres el muro que te detiene y eres el enemigo que no quiere que avances.

Con eso en mente, él se propuso a lograr sus objetivos mientras viviera, aunque claro, los limites son mentales para algunos y físicos para otros, para él, cuando le contaron a sus padres en su nacimiento el hecho de que su voz nunca llegaría a ser escuchada, nunca podrán sentir la viva sensación de escuchar “mamá o papá” como un dulce sonido salir de su boca, pues el doctor dio mención de que sus cuerdas vocales estaban dañadas, pero eso, eso para él no es un límite, es algo que lo diferencia de los demás, eso es todo, porque ser mudo nunca lo considerara algo que frene sus sueños.

Como deben saber, los mudos se comunican escribiendo o en el existente lenguaje de señas, aunque claro, el ultimo solo funciona con aquellas personas que tienen ese mismo conocimiento y habla.

25 años después ese bebé sin voz se volvió un joven de aspecto serio y reservado; su físico consistía en un cabello lacio color negro que le llegaba a los hombros; sus ojos color negro como la obscuridad; su rostro estaba compuesto por facciones finas al igual que una muñeca, con apariencia que reflejaba una altura mayor a 170 centímetros y su complexión no era más que delgada. La forma en que lo educaron le permitió terminar sus estudios a una edad temprana, dirigiendo sus sueños a hacer un bien por la ciudad y la gente que le vio crecer, entrando en los temas del ámbito político y para cambiar la sociedad de su ciudad natal, pues existen cosas que no son correctas para él y por eso decidió ser quien diera un cambio desde el poder más alto al que aspiraría en esos momentos llegar. Por ello se postuló para ser candidato de la elección a gobernador de la ciudad de Utashinai en Hokaido, Japón y su nombre es Kyoshi Nakamoto.

-       Ese candidato… – comento un hombre – no sabe en que se metió, siendo un mudo – dijo en tono despectivo – es una pena, deberíamos obligarlo a desistir, después de todo ya tenemos a quien queremos que sea participe como gobernador

-       Vamos… No veo ningún problema con que participe – se escuchó una voz que erizo la piel del hombre que había dado su opinión con respecto al tema – dejemos ver que hace, después de todo no somos los únicos participando en las elecciones – indico con voz burlona.

-      ¿Acaso él jefe está interesado? – pregunto un hombre con una peculiar forma de piña que se encontraba luciendo en su cabello castaño.

-       Puede ser – respondió el llamado "jefe" optando por una acción sencilla como lo era encogerse de hombros luciendo una suave sonrisa.

En aquel momento el hombre misterioso y sus acompañantes observaban la televisión desde sus aposentos; como el joven de cabello y ojos negros se estaba presentando como candidato a la gobernatura de Utashinai en Hokaido y la prensa lo seguía porque era algo nuevo al ser un chico mudo.

"Kyoshi Nakamoto... Interesante" pensó el declarado “jefe”.

...

- ¡Tengo una pregunta Kyoshi Nakamoto! – alzo la mano una periodista independiente de cualquier televisora o radio, pero de un blog que revela los secretos sin miedo a la corrupción.

Cuando el joven de ojos negros se dirigió a verla con su teléfono activo para grabar cualquier movimiento suyo, el candidato decidió darle un espacio para que pudiera preguntarle a pesar de la forma siempre brusca de la periodista al llamar su atención.

- Usted es mudo de acuerdo con nuestra información, así que quisiera explicarnos ¿Cómo puede usted liderar una ciudad con su discapacidad siendo un gran limitante? Considero que es importante debido a que todos los ciudadanos de Utashinai estamos involucrados. – Pregunto la periodista con gran interés, pues a diferencia de los otros dos candidatos, el joven Kyoshi Nakamoto era la mejor opción para todos.

Cabe destacar que de entre todos los periodistas presentes, la periodista independiente de nombre Haru Ninomae era la única que hacía preguntas directas a Kyoshi Nakamoto pues los demás no tenían confianza en absoluto de lo que el chico mudo pudiera decirles. Dicho lo anterior esperando una respuesta, la periodista extendió un lápiz y libreta al chico para que pudiera escribir su respuesta, ya que por más que quisiera que le hablara en lenguaje de señas para hacer sentir más cómodo al candidato, le era imposible ante la falta de conocimiento.

Eso era entendible desde la perspectiva del joven, aunque le parecía incomodo que ella fuera la única que le hiciera destacar, pero de algún modo agradecía que, aunque fuera una persona, estuviera interesado en escucharlo. Por lo tanto, Kyoshi escribió su respuesta en la libreta de la periodista y de ese modo se la entrego, dándole una sonrisa de agradecimiento al ver que ella terminaba de leer la libreta y se miraba satisfecha con lo que había leído.

- Se lo agradezco mucho Kyoshi Nakamoto.

Cuando la periodista se iba, el joven escucho no muy lejos de él, comentarios despectivos y ofensivos sobre su persona, algo que claramente le enojaba y aunque no lo reflejaba en su rostro, a veces deseaba no ser un candidato a gobernador de su ciudad, para de ese modo, golpear la cara de esas personas tan idiotas.

“Malditos idiotas incultos, estaré mudo, pero no sordo, puedo escucharlos perfectamente” pensaba mientras buscaba convencerse de que no importaba lo que dijeran, él ganaría de forma limpia y honrada para lograr cambiar las cosas y mejorar la situación de muchas familias, así como la suya.

El joven después de un agotador día haciendo planes con su equipo de trabajo para las selecciones, se dispuso a regresar a su hogar; que consistía en un humilde, pero decente departamento, que mantenía siempre limpio, sus funciones de vivienda independiente comenzaron a los 21 años, agradeciendo a sus padres por su cuidado, pero dando el paso decisivo para ser adulto en conjunto con su mejor amigo y mascota; un pequeño canario de aspecto gordito de nombre Kibird, quien siempre cuidaba de su persona a pesar de que este podía cuidarse solo.

A pesar de sus 25 años; su mente y cuerpo ya tenía por encima varias responsabilidad, pues al terminar su carrera de derecho con honores, no se disponía a ser solo un abogado más de la ciudad, él tenía la motivación de hacer algo más por su ciudad y lo demostraría en las elecciones, así como los otros dos candidatos lo demostraban su alta madurez para intentar asustarlo. Con esto nos referimos a que la guerra política había comenzado nada más se hizo conocer, pues una vez había llegado a su casa, observo una bolsa rota con toda la basura esparcida en la entrada de su departamento. Eso lo molesto, por eso al entrar a su vivienda, escucho el canto de “bienvenida” de Kibird a su llegada, mirando como se posaba el canario en su hombro, dándole un cariño en la cabeza del pequeño en forma de saludo, posteriormente fue por la escoba, recogedor y una bolsa para limpiar todo.

Kyoshi después de eso, le dio de cenar a su amigo y se preparó una cena ligera.

Al día siguiente estaba en la conferencia de prensa donde las televisoras, la radio y otros medios para escuchar las propuestas de los candidatos a gobernador de la ciudad de Utashinai. Sin embargo, cuando era el turno de Kyoshi Nakamoto, comenzó a hablar de acuerdo al lenguaje de señas y, aun así, no espero que en quienes más confiaba como lo era su equipo le traicionaría, arruinando su discurso y con ello la reputación que habían construido.

- Yo, Kyoshi Nakamoto, tendré que subir los impuestos un 10% debido a la falta de presupuesto, pero les aseguro que será usado de buen modo para nuevas construcciones que beneficiaran a la ciudad. – Decía el traductor de lenguaje de señas que Kyoshi había conseguido para hablar en su honor hacia los ciudadanos.

-Eso hizo el anterior gobernador ¿nos aumentaras a eso un 10%? – preguntó un periodista de televisora.

-Si

-¿Cómo sabemos que no nos estafaras?

-Solo deben confiar en mí, no hay ningún problema, yo los manejare todo mientras no sean conscientes. – Ante tal respuesta el periodista frunció el ceño y muchos otros comenzaron a quejarse.

Sí, aquellos a los que había contratado, a los que esperaba que tuvieran dignidad y deseos de cambiar a la ciudad, todos habían decidido traicionar a Kyoshi Nakamoto porque su ambición por plata era más grande que por ayudar al prójimo. En solo unos instantes el joven candidato cayó derrotado sin poder demostrar que ellos mentían, pues cuando intento negar lo que ellos decían, todos le ignoraban, ya que nadie le entendía, además de que su voz era aquel “traductor” que ahora decía lo que se le antojaba ante las preguntas de los periodistas, como si él fuera el candidato a gobernador.

Kyoshi Nakamoto confiaba en su equipo y miro con ojos cristalinos como fue traicionado por todos y cada uno de ellos. Era su fin. Era seguro que había perdido la gobernatura; su oportunidad de favorecer a la ciudad, de enriquecerlo, se hacía trizas con todas las propuestas que no eran de él, todo fue cambiado para ir en su contra, su equipo hablaba cosas que no tenían sentido alguno, que desfavorecían a la ciudad. Estaban claramente mintiendo, insultando la inteligencia de los ciudadanos, incluso observo como sus contrincantes sonreían complacidos por lo que le estaba pasando.

Fue así que dejo caer sus manos.

Dejo que terminaran la presentación incluso si ya no hablaba él, pues de todas formas nadie podía hablarlo, nadie lo podía entender y por lo único por lo que se dejaban llevar era por aquellas falsas palabras. Cuando acabaron todas las presentaciones de los candidatos, Kyoshi miró que estaba solo a su alrededor, y ¿cómo no estarlo? El equipo que creyó tener, eran unas ratas traicioneras, y agradecía en esos momentos no tener que soportar que fueran tan hipócritas como para quedarse a su lado.

No le gustaba repetirlo, pero estaba acabado, esa conferencia era primordial para la presentación de las propuestas, pues era la primera parte, y la segunda parte de la conferencia seria días después para dar espacio a los candidatos para que siguieran trabajando en hacerse conocer con los ciudadanos y poder ganarse su favor para ser electos para gobernador de Utashinai. Además de que al terminar las conferencias sería el momento en que los ciudadanos darían a conocer sus votos.

Era desastroso, no podía hacer rendir esos días, aunque quisiera, ya que ahora estaba solo y su campaña política no se puede manejar solo con su presencia. No tenía la menor idea de que hacer, todas sus ideas eran tan negativas, por lo que, decidió mejor irse a su departamento, ya mejor al día siguiente pensaría en algo para intentar salvar su reputación.

Sin embargo, su día no acababa con esa humillación, pues al tomar la perilla de su puerta para entrar, frunció el ceño al sentir como estaba abierta y no asegurada como siempre la dejaba, algo que lo asusto, pues al parecer esos candidatos no se rendirían con nada hasta verlo destruido. Así que decidió soltar la perilla en busca de retroceder para buscar algún tipo de arma con la cual entrar, pues Kibird estaba dentro de la habitación y si había alguien, debía salvar a su amigo, pero entonces, antes de siquiera tomar una piedra o cualquier otra cosa, la puerta fue abierta con velocidad y Kyoshi observo a unos hombres de traje frente a él.

Esto provoco que su acción más rápida era la de correr sin detenerse, pero los hombres se lo impidieron dando un primer paso para sujetarlo, algo que obviamente el chico no dejaría fácilmente que ocurriera, por lo que busco forcejear y soltarse, pero ellos aplicaron más fuerza en su agarre y lo jalaron al interior de la casa.  Posteriormente cerraron la puerta y lo forzaron a entrar hasta lo que era la sala común del joven de ojos negros, donde lo lanzaron para que cayera al suelo.

-Tranquilos – se escuchó una voz demandante que llamo la atención de aquellos hombres que iban a tomar a Kyoshi para forzarlo a estar sentado y que viera hacia arriba al hombre misterioso que estaba sentado en el sofá con las piernas cruzadas. – Déjenlo, está claro que es nuestra culpa que reaccione así – explico mirando como Kyoshi se acomodaba en el suelo para observar hacia arriba, pero tan pronto como lo hizo escucho el seguro de una pistola ser soltado, y el cañón de la misma posarse en su cabeza, haciendo que el hombre misterioso suspirara.

Fue entonces que Kyoshi Nakamoto observo con detenimiento su alrededor y sobre todo a aquel hombre que al parecer era el jefe de los brabucones que lo trataron en la entrada de su departamento: un hombre de cabello rubio alborotado; su piel morena a comparación del joven pelinegro; y los ojos color miel que estaban atravesando su persona; su porte era claramente elegante; su vestimenta consistía en un traje de gala color azul marino en su totalidad a excepción de la camisa que era blanca y los botones que lo conformaban eran dorados.

A lado de esta persona, el joven observo algo que lo hizo molestar bastante, pues tenían a Kibird en una jaula y aunque su amigo le canto al encontrarse con sus ojos, haciéndole saber que estaba bien, eso no era suficiente para él, pues se veía que su amigo había forcejeado con aquellos hombres.

-Antes que nada, siento mucho encerrar a tu canario, es que cuando entramos nos atacó fieramente – seguido a eso río suavemente como si estuviera apenado. – Además, realmente no queríamos irrumpir a la mala – indico el rubio, quien mostraba sus mejillas rasguñadas y en su mano el cabello que le arranco el ave, claro que sus hombres fueron muy bruscos con el ave al intentar capturarlo, pero al menos evito que lo mataran.

-Si, deberías agradecerle al jefe que le gustan los animales. – Dijo el hombre que sostenía la pistola contra su cabeza. Su voz con clara arrogancia le hizo plantearse un momento al pelinegro si era alguien importante, pero al verlo de reojo pudo ver que era alguien de poca monta, es decir, un subordinado insignificante.

-¿Por qué no hablas? – Pregunto el hombre rubio, pero luego miro que el azabache señaló su garganta. Entonces una carcajada salió de sus labios, algo que molesto mucho al chico. – Cierto, cierto, mi error – decía mientras buscaba calmar su risa. – Olvidé que no hablas. – Después de calmarse continuo: – Muy bien, eso es mucho mejor a poner una mordaza y escuchar quejas tras queja. – Comento. – Es por eso que traje a un traductor – Dijo él, tronando los dedos, mientras colocaba sus piernas en otra posición que no fueran cruzadas para poder estar más cómodo observando directamente al chico.

Entonces un hombre se colocó a lado del rubio; Kyoshi le prestó atención a sus singularidades como persona, pues sus ojos eran heterocromáticos: uno color negro y el otro verde, mientras que el cabello era de color morado, era claramente un tinte y con una extraña forma de piña, ya Kyoshi pensaba que el hombre se había equivocado y confundió morado con amarillo para el color de su cabello, aunque eso no era todo porque de algún modo para él su risa le pareció odiosa y peculiar.

-Kufufu hola, mi nombre es Marco de Angelis, puedes hablar conmigo, le diré todo lo que tengas que decir a mi jefe. – Comenzó a hablarle, algo que le llamo la atención al pelinegro, pero de algún modo lo agradecía, porque escribir todo lo que tenía en su cabeza para insultarlos le parecía agotador y por igual tenía tantas ganas de decir:

-Dile a ese retrasado con cara de idiota que se largue de mi casa. – Fuertes palabras. Entendía que eran peligrosos todos y cada uno de los presentes, pero eran todos unos brabucones y matones que de seguro eran de alguno de los otros dos candidatos, razón por la cual quería fuera de su hogar y de su vida.

-Fuertes palabras – comento con diversión el traductor.

-¿Qué dice? – pregunto interesado el hombre.

-Kufufu ¿Quieres saber? – respondió.

-Para eso te pago

-Estas son horas extras, me sacaste de mi misión después de todo – replico.

-Tu misión es la que yo diga que es, y ahora mismo es ser mi traductor, así que dime que dijo, porque no pienso pagarte más de lo que recibes. – Ordeno el rubio.

-Kufufu como quieras – respondió Marco al ver que su intento de obtener una paga extra no funciono. – Dice que eres un retrasado con cara de idiota y que te largues de aquí. – Después vio que Kyoshi le decía algo más. – Con todos tus bastardos brabucones – repitió con obvia burla y diversión propias de Marco, pero no del joven de ojos negros radiantes de ira.

-¡¿Cómo te atreves?! – Pregunto furioso el hombre arrogante de antes que ahora golpeando con el cañón de la pistola contra su cabeza haciéndolo caer al suelo y después de caer, cuando el hombre iba a disparar:

-¡Espera! – ordeno con fiereza el jefe de todos, frunciendo su ceño, señas de que estaba molesto más con su subordinado que por lo que había dicho el joven pelinegro. – No he dicho que podía ser castigado – aclaro.

-Pero le ha faltado el respeto Boss – replico el hombre.

-Yuto Takahashi, hasta que yo no diga que es -suficiente-, seguiré escuchándolo ¿Entiendes? –

-Definitivamente es un idiota si simples palabras sin sonido le molestan

-Kufufu concuerdo contigo – dijo Marco mientras le tendía la mano para ayudarlo a que se sentara en el suelo nuevamente.

-¿Qué dijo? – pregunto con curiosidad el de jefe de ojos miel.

-Que es todo un imbécil si se deja alterar así de fácil – menciono Marco.

-… – Takahashi miro molesto al de cabello en forma de piña al escuchar eso y solo entonces pudo chasquear la lengua.

-Oye… no sé porque la tomas conmigo, si eso es más que obvio, ya que eres demasiado volátil y fácil de provocar – explico Marco provocando que Takahashi quisiera insultarle, pero Kyoshi llamo la atención de Marco para poder seguir hablando, ignorando al otro.

-¿Cuánto tiempo se piensan quedar en mi casa?

-Eso es cuestión de mi jefe – explico.

-¿Y qué es lo que quieren? No tengo nada que ofrecerles

-Kufufu está preguntado ¿Qué es lo que quieres? y ¿Cuánto tiempo más pensamos quedarnos aquí?

-¿Sabes quién soy? – Pregunto en respuesta con un tono divertido aquel hombre de mirada miel, ya que tenía curiosidad si tenía conocimiento de su mundo.

-¿Debería? – pregunto Kyoshi arqueando la ceja.

-Kufufu interesante y divertido

-¿Por qué?

-Pregunto que, si debería conocerte, es decir, que eres alguien equis e inexistente para él – explico Marco agregándole palabras que Kyoshi no dijo, y el último se preguntaba si lo hacía por molestarlo a él o molestar al rubio.

-Es broma ¿verdad? – comento Takahashi.

-Kufufu creo que este chico no sabe hacer bromas – declaro Marco con burla en respuesta.

-Tranquilo Yuto… – Declaro el chico, donde miro al azabache y sonrió.

-¿Puedes leer los labios? – pregunto el rubio de forma estúpida, que provoco que Marco, Yuto y Kyoshi se pegaron en la frente ante su estupidez.

-Es mudo no sordo/ Boss creo que se equivoca de enfermedad/ Soy mudo idiota – 3 formas distintas que significaban lo mismo, y es de ese modo que el hombre misterioso de alta gama, revelo ante el joven de ojos negros que era un idiota.

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