Sarah
Levanté la vista de lo que tenía frente a mí, era Nicolás que me miraba con atención. - Cuánto tiempo llevas ahí? - pregunté.-
No mucho- mintio, restándole importancia, se miraba cansado y me pregunte cuánto tiempo tenía sumida en mis asuntos. Solía perderme por horas cuando algún proyecto me apasionaba, y adecuar el nido, aunque era pequeño me emocionaba.
Se que tal vez estoy abusando, pero... - comencé a hablar nerviosa, por qué era tan difícil hablar con este hombre?. -Descubri que el nido necesita varios cambios-
Se quedó en silencio, y temi realmente está vez haberme pasado de la raya. No pude evitar el rugir de mi estómago, no sabía cuánto tiempo tenía sin probar bocado.
Su mirada se iluminó cuando me dijo - Discutamos con una cena -
Acepte con gusto, pero no podría llevar todo lo que tenia esparcido por el suelo por lo que estire los dedos y atrapé una hoja, en la que tenía lo que yo creía era más importante.
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Cómo ya era tarde, las Omegas del castillo