Aunque los niños no me creían mucho lo que había dicho, habían asentido y se habían encargado de pasar todo el viaje entreteniendo a los pequeños que tenían demasiada energía.
Los bebés que habían estado tanto tiempo llorando a su madre y jugando cuando la vieron, se quedaron profundamente dormidos cuando ya estaban anunciado que iban a descender para aterrizar.— ¿Cómo está todo por aquí? — pregunta Curthwulf tocando la puerta mientras nos observa con una sonrisa de alivio.Nos habíamos bañado y ya no teníamos el estrés de que Gustav pudiera herirnos, pero, ¿Por qué nos veíamos tan preocupados? Sabia la razón, teníamos miedo de rompernos al ver a nuestra hija. — Los bebés parecen que tienen energía ilimitada. Menos mal que ya se han dormido. — dice Lowell y Cur