Todo ha cambiado, la confirmación de que Elena no se suicidó le da un giro a mis planes grandemente, veo mi celular y tengo varias llamadas perdidas, mi equipo ya está en Berlín esperándome en el hotel, para repasar la operación de mañana, ignoro esas llamadas y mensajes, y desde un teléfono de emergencia marco el número de mi plan b.
— ¿Quién habla?
— Sergio Manccini, necesito hablar con Paolo Manccini
— Espere un momento.
Se escucha solo silencio por algunos segundos, una voz áspera llega a mis oídos por medio del auricular del celular, de hablar pausado y en un perfecto italiano.
— ¿A qué se debe este gran milagro?
— Me gustaría conocer a la familia de mi padre.
— ¿Y tu padre está de acuerdo?
— No se lo he preguntado.
— Bien... se lo comentas luego. Enviare un mensaje a este número para darte instrucciones
Cuelga la llamada y tomo mi otro celular, escribo un mensaje rápido, a Michael explicando que debo arreglar asuntos con mi padre, y que estaré en el hotel mañana por la tarde.
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