—¿Francisco usted...?
Alicia palideció de miedo y se levantó de un salto, intentando escapar de aquel lugar.
Francisco la interceptó y la tiró al suelo con toda su fuerza.
—¡Déjame! —Alicia gritó de dolor.
Francisco irónicamente le dijo:
—Alicia Salamanca, mejor de ahora en adelante me sirves ob