—¡Amanda en qué estabas pensando!
— ¡No me grites! Te escucho perfectamente Marcel.
—¿Entonces en qué estabas pensando? Venir aquí, a lado de la futura esposa de Arcuri. Ni puedo creer que estés hablando en serio.
— Es mi amiga no iba a dejarla sola. Mucho menos en este lugar. Pero es tan húmedo— se quejó. — Prefiero el ambiente cálido.
— Eres una tonta— La abrazo con fuerza.
— ¿De verdad tomaste ese barco?
— Uno demasiado horrible a decir verdad. Hablando de los mareos tan molestos. ¿Cómo dejaste las cosas en casa?
— Daniel y Oliver están bien si eso es lo que te preocupa.
— Está bien. Admito que debí decirte lo que planeaba hacer pero, la situación no era las más mejor de todas.
— Estamos muy lejos de casa. Rodeados de personas muy peligrosas Amada.
— ¿Más peligrosas que tú?
— Pequeña, no sabes cómo voy a castigarte— Sonreí de lado. Ella tragó saliva.
— Si me dieras una pista quizás...
— Primero, voy a quitarte la ropa, después te abriré de piernas sobre la mesa.
—¿Me