Verdades y anécdotas

Corina observa ensimismada desde la cama hacia la ventana de la habitación cómo a las afueras nubes grises empiezan a formarse. Se exalta cuando escucha a Edmundo entrar de repente con gran preocupación.

—¡Cora! ¿Cómo estás hija?

—¡Papá! —Edmundo le da un fuerte abrazo y un beso en la frente.

—¡Por Dios! Pudiste decirme tan pronto te ingresaron, no debiste esperar dos semanas para eso.

Durante las últimas semanas Corina había mantenido comunicación constante con su padre sin informarle sobre lo que estaba viviendo, éste día, después de dos semanas se lo comunicó y sin pensarlo dos veces, él se fue inmediatamente a verla.

—Papá, no deberías recibir emociones fuertes. Ya estoy un poco mejor y tu nieto se está fortaleciendo. —Edmundo esboza una gran sonrisa de felicidad al escuchar nuevamente a Corina decir que está mejorando y además, que será abuelo.

—Desde que me lo contaste esta mañana, no puedo dejar de pensar que seré abuelo. Felicidades mi princesa...
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