Cuando Giada llega a Florencia se siente victoriosa, porque ahora tiene un novio rico, que le puede dar todo lo que ella quiera y además, es heredero de una de las fortunas más grandes del país, así que no tendrá que desvivirse por trabajar como lo hizo su madre y su abuela en algún momento.
Al llegar a su casa, sus padres las reciben con un abrazo, Giada camina a su cuarto, pero se detiene cuando oye a su padre preguntar.
—¿Y ese peluche? Está muy lindo.
—Me lo regaló…
—¡Yo! —dice ella rápidamente—. Abuela nos llevó a una feria que había y me lo gané, como Gianna no consiguió nada, se lo di a ella.
—Ay, pero que linda hermana eres, mi cielo —le dice su madre—. Gianna, deberías aprender de tu hermana, sino que siempre le andas diciendo cosas feas.
—Sí, tienes raz&oa