Los días para Anna y Egan se van pasando, los médicos han programado la operación y, aunque Egan se encuentra optimista de que todo saldrá perfecto la mayor parte del tiempo, no le ha dicho a Anna acerca del miedo que tiene de que algo le suceda en la operación.
Por esto mismo habló con el médico para que lo puedan ayudar a ir a uno de los ultrasonidos de Anna para poder conocer a sus hijos. Sin embargo, le médico le dijo que podía hacer lo posible para que se lo hicieran allí mismo y así no tener que moverse tanto.
Es por eso por lo que, cuando Anna llega la visita se encuentra Egan sentado en una silla de ruedas y se sorprende.
—Amor… —se apresura para abrazarlo y luego lo mira divertida—. ¿Qué se supone que harás? ¿Por qué estás aquí?
—Te tengo una sorpresa, así que ven, súbete aquí y vámonos —tira de ella para que se siente sobre su regazo y un enfermero que sonríe al ver aquella escena tan adorable empuja la silla.
Los conduce hasta la zona de ginecología y obstetricia, en donde