Una vez que Anna sale de aquella habitación, siente que su cuerpo se desvanece, una de las enfermeras que se ha quedado allí atenta, logra sostenerla y la sienta en una de las sillas que se encuentran en el pasillo.
—Señora, ¿necesita que llame a alguien?
—No, sólo necesito que deje quedarme aquí, necesito estar aquí para cuando despierte.
—Yo podría llamarla…
—Usted no entiende, ¡él está allí por mi culpa! —le dice Anna desconsolada y sin dejar de sollozar—. Se supone que lo amo y fui la primera persona en juzgarlo. ¡Él me juró que era inocente y yo no le creí!
—Según lo que me ha dicho la policía, él está aquí por un asesinato.
—Mató a mi padre… O eso es lo que alguien dijo… ya no lo creo —mira hacia la habitaci&oacu