El corazón de Lorena dolía y pegó su frente a la de Johan mientras su garganta se retorcía en un nudo.
—Déjame ir contigo… —pidió.
—Si algo nos pasa a los dos, ¿quién cuidará de nuestros hijos?
Sus palabras hicieron sentir a Lorena que eran una familia de verdad y que siempre lo habían sido.