—…Mi pequeña, todo estará bien —agregó con ternura antes de tomar la mano de Lorena y entregársela a Otto—. Te estás llevando un pequeño pedazo de mi corazón.
—Lo sé, señor… —dijo Otto con una sonrisa tierna—. La cuidaré.
—Más te vale si no quieres tener problemas conmigo y con la familia Gibrand