—¿Qué haces aquí, Natalie? —preguntó Alfonso con recelo.
—Seré breve… Quiero que admitas que Lorena es tu hija… Así de sencillo. No me importa si a tu esposa no le parece. Lo que quiero es que nuestra hija no se quede desamparada cuando yo no esté…
—¿A qué te refieres? —De pronto Alfonso se mostró