Dentro de la tina, Emma se esmeró en bañarlo con cariño, recorriendo sus extremidades con la esponja y masajeándolas ante la mirada confundida de Will. No comprendía por qué de pronto Emma era más cariñosa y atenta.
—Bueno… lo demás te lo lavas tú —dijo Emma tan roja que causaba risa.
—Tienes qu