—«Mi palabra». ¿En qué año crees que estamos? —preguntó Martina divertida mientras se cruzaba de brazos. Aunque el rostro le dolía, se sentía plena y orgullosa de lo que estaba logrando—. Quítate de mi camino, Marco… si no quieres que tu empresa se vuelva también mía.
—No me amenaces, Martina. —Ma