—¡Mamá! —exclamó Frida eufórica, con los ojos llenos de lágrimas. Por fin algo de esperanza.
—¿Frida? ¿Qué haces aquí? ¡Suéltenla! —exclamó Bianca llenando de manazos a los de seguridad—. Es mi hija, no la toquen.
—¡Mamá! —Frida la abrazó con desesperación y comenzó a llorar.
—Ya mi pequeña… To