—Román, lo lograste… —dijo Benjamín con orgullo—. Ese es mi muchacho.
—No, yo no lo logré… Tú lo hiciste… Supiste como manipularme con una mujer…
—Esa no fue mi intención, hijo —respondió con tristeza—. ¿No la has encontrado?
—No, pero ¿eso te interesa? Lo único que querías era la petrolera Tiz