Capítulo 2

―No tengo nada qué ponerme―le susurro a Kayra, quien pone los ojos en blanco. Estamos en mi habitación. Le dijimos a Richard que íbamos a tener una especie de piyamada, tratando de que Meg no se enterara porque no queremos romperle el corazón.

―Descuida―dice, mientras revuelve su maleta―por aquí tengo algunos vestidos que te deben quedar bien.

Pone sobre mi cama un par de trajes, el primero es salmón intenso, holgado en la parte de enfrente, pero se ajusta en la cintura con unas tiras de cuero negras y tiene vuelo en la falda que llega a medio muslo, atrás tiene un escote que llega a media espalda, la cual se entrecruza con una tira de cuero igual a la que está enfrente. El segundo es de satín, con mangas en tres cuartos y un escote en la parte de adelante, que se ajusta en el corpiño y hace una campana a medio muslos. Ambos son perfectos para usar con mis botines negros, pero me decido por el primero, ya que hace que se vea un poco medieval.

A Kayra no le queda más remedio que ponerse el segundo. Como ambas somos casi del mismo tamaño, el traje me queda como un guante. Es más, cuando la miro al espejo, me doy cuenta de que es muy parecida a mí, el mismo tono de piel, la misma nariz respingada, el tono de ojos es del mismo gris azulado, pero, donde ella tiene cabello rojo, el mío es negro tinta.

―Solo nos falta el maquillaje―le digo y ambas nos disponemos a pintarnos la cara.

― ¡Perfectas! ―dice Kayra, quien le manda un mensaje a Velkan―está abajo―añade y ambas vamos con cuidado hasta la puerta. Richard se quedó toda la tarde meditando, así que debe estar durmiendo en su habitación como siempre que se pone en esas y, si todo sale bien, estará ahí cuando regresemos.

O eso espero. Me siento culpable porque jamás le había mentido. Siempre se ha portado bien conmigo, así que siento que lo estoy traicionando. No quisiera perder su confianza, pero, por otro lado, no es que me voy a escapar con alguien o voy a robar un banco; solamente la voy a pasar bien con chicos de mi edad.

La última vez que salí fue con Velkan a su baile de graduación. Él no tenía pareja y yo no tenía un baile, porque la única persona en la academia de Richard era yo. Fue raro. Velkan es como un hermano para mí y bailar con él no fue lo que yo esperaba en mi primer baile.

Salimos y nos dirigimos con cuidado hasta la avenida principal, donde tomamos un taxi hasta el club Luna Escarlata. La música se puede escuchar desde la calle, tanto, que tenemos que alzar la voz.

―Voy a hablar con el tipo de la seguridad―grita Kayra cuando estamos a escasos pasos del club nocturno. Ella se acerca al monigote de la puerta y Velkan y yo esperamos un rato a que ella nos dé la señal para entrar. Cuando nos hace el gesto, pasamos por el umbral. Kayra deposita algo, cuando le toma la mano para saludarlo.

―Mis amigos y yo tenemos un reservado―vuelve a gritar por su hombro, mientras arrastra a Velkan y yo los sigo detrás.

Ahora que lo pienso, ella no debería tener amigos aquí, con eso de que se acaba de mudar y tal, lo normal sería que esperara a adaptarse. Luego de eso vienen las fiestas y las salidas a escondidas o eso es lo que hacen los chicos en casa de Richard.

Creo que me estoy acobardando de estar aquí. La música está fuerte y las luces me marean un poco, hay cuerpos sudorosos que se estrujan unos a otros por todas partes con bebidas que protegen de los movimientos de las otras parejas. A pesar de eso, nos movemos con facilidad hasta unas mesas que están en el fondo del salón que están separadas de la gente por un cordón rojo y otro monigote que mantiene a raya al mar de cuerpos.

Kayra le susurra algo al oído y este aparta el cordón para dejarnos pasar.

En la mesa se encuentran dos chicos y una chica que rodean a otro al cual miran como si fuera un dios y tengo que decir que se ve como uno, mentón cuadrado con una barba de dos días, nariz perfilada y pómulos pronunciados. Tiene el cabello oscuro recogido impecablemente en una cola de caballo. Sus cejas son pobladas y sus pestañas, largas que enmarcan unos ojos de un profundo verde mar que bordean un anillo del color del sol. Sus hombros son anchos y su suéter de mangas remangadas en los codos encierran lo que parece unos brazos y un torso bien formados.

No puedo evitar que se me escape un suspiro al verlo.

―Se está saliendo la baba, hermana―me susurra Velkan al oído y yo trago en seco. Él chico a su vez no aparta la vista de mí, dejando su boca entreabierta de una manera tan sexy que me corta la respiración.

― ¡Kieran! ―dice Kayra, sacándonos a ambos de la hipnosis que nos mantenía embobados―estos son Velkan, mi pareja―nos presenta y no puedo evitar reírme mientras pienso en qué momento un besuqueo en el pasillo de la casa de Richard se convirtió en una relación de toda la vida―y esta es Bianca, la chica de quién te hablé.

―Hola―nos saluda Kieran, quien me dedica una sonrisa pícara―estos son mis amigos Derrick, Frans y Astrid.

―Mucho gusto―les decimos Velkan y yo, estrechando la mano de los otros y nos sentamos. La rubia platinada de Astrid se acerca más a Kieran y yo suelto un gruñido de odio que me sorprende, así que lo reprimo antes de que alguien lo escuche, pero es tarde, porque Kayra que está a mi lado lo nota y se ríe.

―Tranquila, fiera―me susurra al oído―ella no significa nada para él.

Trato de controlarme, después de todo qué me puede importar lo que tengan dos personas que acabo de conocer. Pero él es demasiado sexy y no me lo puedo sacar de la cabeza.

―Ven, vamos a bailar―me invita y yo la sigo. Ella arrastra a Velkan detrás y este se le pega a la cintura. Ya en el centro de la pista, todos empezamos a movernos al ritmo de la música, sacudiendo las caderas y poniendo las manos en el aire.

De pronto mi cuerpo se choca con algo duro y siento unas manos que me toman por la cintura y cuando me volteo me doy cuenta de que es Kieran, quien pone su cara en mi cuello, aspirando sobre mi piel sensible, lo cual hace que me corra electricidad por todos los puntos donde su aliento me toca. Quedo en una especie de trance, pero me obligo a volver en mí, avergonzada. Esto no está bien. Trato de apartarme, pero me envuelve aún más y no puedo evitar el sentirme extasiada con su cuerpo tan cerca del mío. Él empieza a dirigirme al compás de la música y yo pongo todo lo que está de mi parte para soltar su abrazo.

―Mía―susurra en mi oído y yo me estremezco, deslizando mi espalda contra su pecho y aspirando su aliento cuando trato de ver su cara. Esto no es normal y esta no soy yo, pero no puedo evitar que mi cuerpo reaccione al suyo.

― ¡Espera! ―le digo cuando trato de soltar sus manos de mi cintura. Él no trata de poner resistencia esta vez, así que me suelta con facilidad y yo suspiro frustrada porque en el fondo extraño su toque. Mi espalda reclama el contacto con su pecho.

―Lo siento―me dice, al tiempo que se separa de mí para volver a la mesa sin mirar atrás. Velkan toma mi mano y me da una vuelta al mismo tiempo que le da otra a su nueva novia y nos acerca a ambas a su pecho y se me olvida un poco que Kieran se acaba de ir con su novia platinada.

No es que esté flechada por él ni nada, es un desconocido, pero me gusta demasiado. Velkan nos desenrolla y nos cruza para luego hacer una pirueta y colocarse entre ambas. Un rato más tarde y luego de sudar como locos, nos devolvemos a la mesa, donde nos esperan con unas bebidas dulces, verdes y refrescantes.

―Tomen―nos dice Derrick, quien nos da un vaso a Kayra y a mí―hemos pedido por ustedes, espero que les guste―agrega mientras que Velkan decide tomarse una cerveza de las que están en uno de los cubos.

―Muchas gracias―contestamos Kayra y yo a la vez.

No suelo beber, pero, ya que estamos en un club, qué más da. Espero no emborracharme. No es que me haya embriagado antes, pero sí he visto en las películas como la gente hace estupideces gracias al alcohol. Un par de tragos no me harán daño, además, tengo a Kayra y a Velkan conmigo y no es que conozca mucho a Kayra, pero Velkan ha demostrado ser mi hermano. Lo bebo tan rápido que siento calor cuando me lo acabo.

―Es licor de menta―dice Derrick―a las chicas le gusta―comenta, mientras me sirve otra ronda y esta vez lo bebo con más calma.

―No, gracias―le digo a Derrick cuando intenta darme otro trago.

―Entonces, cuéntame de ti―me dice Kieran muy cerca de mi cara―aparte de ser tan sexy, qué otras cosas haces―me dice y me sonrojo.

―No soy sexy―me burlo―si acaso medianamente sexy o sexy normal.

―Eres sexy, eso es un hecho, fin de la discusión―sigue flirteando y toda la sangre sube a mis mejillas.

―Bueno―le digo de manera pícara―tú si eres medianamente sexy y eso es un hecho, fin de la discusión―me burlo y él sonríe. Frans intenta servirme otro trago y yo le hago una seña con las manos para que no lo haga.

― ¡Medianamente sexy! ―dice Kieran―me habían dicho sexy, incluso hasta dios, pero nunca medianamente sexy―dice pasándose la mano por la cabeza―creo que tendré que revisar en qué estoy fallando―ambos nos reímos―ya en serio, a qué te dedicas.

―Pues, soy una futura estudiante de derecho―le digo muy orgullosa―entro en otoño a la universidad―le aclaro, al tiempo que vuelvo a rechazar a Derrick que le está sirviendo una ronda de tragos a todos.

― ¡Esto se está poniendo aburriendo! ―canturrea Astrid― ¡chicas, a bailar! ―nos ordena y Kayra me arrastra a la pista sin despedirme siquiera de Kieran.

En el centro de la pista comenzamos a bailar. Siento una mirada penetrante en mi espalda y cuando giro me doy cuenta de que es Kieran, que pareciera que quisiera acompañarnos. Yo decido ignorarlo.

Entonces él le hace seña a todos los que están en la mesa y se mueven por el mar de gente para acompañarnos. Kieran le da un vuelta a Astrid y luego me da otra a mí. Derrick viene atrás con Frans, ambos con botellas y vasos para todos y los reparten, sirviendo el licor verde a todos. Está riquísimo y lo bebo de un solo trago.

Pierdo la timidez y le doy rienda suelta mis caderas. Frans rellena mi vaso y yo me pego espalda con espalda con Kayra quien sigue mis movimientos. Kieran se acerca y se pega a mi cuerpo y me aprieta a su pecho, tan cerca que nos volvemos uno con el ritmo.

Derrick vuelve a llenar mi vaso y desaparezco el contenido en dos segundos, dando vuelta alrededor de mis nuevos amigos. Kieran trata de atraparme nuevamente, pero yo juego a esquivarlo, mientras me vuelvo a juntar con Kayra y Velkan que hacen un emparedado conmigo.

Entonces Frans me vuelve a llenar el vaso. La estamos pasando tan bien en este club… ¿cómo era que se llamaba?... no importa, es el mejor lugar de todos. Las luces están tan divertidas y la gente hace caras muy graciosas.

¡Esto es fantástico!

Comienzo a aullar de felicidad y los demás hacen lo mismo. Kieran me atrapa y me da varia vueltas, luego me pasa a Derrick que hace lo mismo y Velkan continúa girándome. Deberíamos hacer esto más seguido, con todos mis amigos nuevos, incluyendo Frans que no se ríe, pero es mi nuevo mejor amigo. Ese licor está buenísimo.

Y las luces empiezan a apagarse.

―Tranquila―me dice una voz de mujer―ya pronto pasará.

La vista se me nubla o no sé si es que estoy perdiendo el sentido. Pareciera que me arrastraran por el mar de cuerpos que bailan por la pista. O me cargan, pero no estoy segura, porque no soy dueña de mí. Todos mis músculos parecen espaguetis y no los controlo. El ambiente cambia y el aire se siente más limpio, pero yo siento que no camino, más bien, soy cargada en los brazos de alguien que me colocan en un asiento pero no estoy segura si es de los apartados del club o si es la parte trasera de un auto.

Luego no sé más de mí.

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