Eryx DeCostello
New York
Esa elección solo quedaba de su parte, si fuera por mí no estaría aquí, pero ya que estamos aquí veré qué sucede.
–Las damas primero, madre – Le dije a modo de broma para aligerar tensión – No es cierto, con quién tú quieras. Ambos sabemos, lo que hemos hecho mal.
–Me alegro que lo reconozcan. Empezaré contigo Ary – Mi madre miró a Ary – Dime hija ¿Acaso yo te eduqué para que te pelearás así a golpes con esa mujer, a la que no conozco?
–No mamá, claro no me educaste así – Ary estaba muy nerviosa – Al menos, déjame explicarte lo que pasó.
–Lo que pasó, ya lo sé hija – Mi madre movió la cabeza – No puedo creer que tú, que eres una señorita, que eres una DeCostello, te hayas ido a pelear como si fueras una chica de barrio, con esa mujer y a golpes. Dime hija ¿Qué razón tuviste para hacer eso?, ¿Qué motivo hubo, para que te rebajaras de esa forma y arrastraras nuestro nombre por el fango?
No era necesario que se expresara como si fuéramos miembros de la familia re